"Hemos excavado una superficie enorme y llegamos hasta la época romana", explica la arqueóloga Ruth Stinnesbeck. "Enorme" quiere decir que han excavado unos 4.000 metros cuadrados del pasado bajo la catedral de Colonia, a una profundidad de unos tres metros y medio; en el punto más hondo, la excavación llega incluso a 16 metros bajo tierra. Allí hay una gran cantidad de piezas muy bien conservadas que aún no han sido descubiertas, "a diferencia de lo que ocurre en el resto de la ciudad, donde los edificios antiguos se sustituyen constantemente por otros nuevos y, por tanto, no queda mucho bajo tierra", explica Stinnesbeck.
La Segunda Guerra Mundial permitió las excavaciones
Las extensas excavaciones comenzaron en 1946. A los arqueólogos probablemente les habría gustado explorar los antiguos restos bajo la catedral gótica mucho antes, pero entonces habrían tenido que arrancado el piso del templo. Los canónigos no lo permitieron, ya que habría interferido demasiado en los actos eclesiásticos. Un año después de la guerra, sin embargo, accedieron: "Querían comprobar si los fundamentos de la catedral habían sobrevivido los bombardeos. El templo había sufrido graves daños y se suspendió su funcionamiento normal", explica Stinnesbeck el cambio de opinión.
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En busca de la antigua catedral
En un principio, el equipo de arqueólogos quería localizar la antigua catedral, un edificio de los siglos VIII y IX. Su existencia se conocía por documentos históricos. El rey franco y más tarde primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlomagno hizo nombrar a su íntimo amigo y consejero Hildebold primer arzobispo de Colonia hacia 795. Y mandó construir una iglesia bautismal en el lugar que había ocupado desde el siglo VI. Ordenó la construcción de una imponente catedral de estilo románico donde había un baptisterio desde el siglo VI.
"No era pequeña", confirma Ruth Stinnesbeck, "medía casi 100 metros de largo, y eso fue hace unos 1.200 años. Al fin y al cabo, eso equivale a dos tercios de la catedral actual, una de las iglesias más grandes del mundo".
La "dolce vita" romana
Pero en las profundidades del subsuelo, los arqueólogos no sólo descubrieron la construcción de Hildebold, sino también pruebas mucho más antiguas de la historia de la ciudad: cuando Colonia aún se llamaba Colonia Claudia Ara Agrippinensum. Y es que donde hoy se elevan las torres de la catedral hubo un barrio residencial para romanos adinerados. Bajo el Kölner Dom aún se conservan restos de sus lujosas mansiones, como trozos de murales sobre fondo de mármol y calefacción de suelo radiante. "Los romanos se lo pasaban muy bien aquí, en las frías provincias del norte del Imperio", afirma la arqueóloga. La ubicación de la villa cerca del río, pero a mayor altura y, por tanto, a salvo de inundaciones, era privilegiada. Aquí también se cultivaba vino, la bebida favorita de los antiguos romanos.
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¿Y la estabilidad de la catedral?
Las extensas excavaciones bajo la catedral de Colonia han revelado a los arqueólogos muchos datos interesantes sobre la antigüedad; sin embargo, muchos visitantes se preguntan si estas podrían afectar la estabilidad de la catedral. "Bueno, eso es lo que se piensa al principio", explica Stinnesbeck, "pero es todo lo contrario". Originalmente, el suelo de la catedral se colocaba simplemente sobre el terreno entre los cimientos. Entretanto, se instaló un techo de hormigón pretensado para soportar las losas del suelo de la emblemática iglesia renana.
Luego, en 2008, se abrió un túnel de 11 metros de espesor a través de la mampostería de la catedral, para permitir el acceso al espacio subterráneo desde el exterior del edificio. "Realmente se perforaron los cimientos góticos", cuenta la arqueóloga.
Los expertos sabían lo que hacían. Desde 2009, los visitantes pueden visitar las excavaciones sin perturbar las actividades en la catedral de Colonia.
Fuente: DW.