En España, hay varias comunidades autónomas en alerta por las altas temperaturas, y se advierte a los ciudadanos que tomen precauciones. Actualmente, tenemos aire acondicionado, frigoríficos y tejidos ligeros para sobrellevar el calor. Pero, ¿cómo lo hacían en el Antiguo Egipto?
Ingeniosas casas a prueba de calor
Los egipcios eran auténticos maestros en lidiar con el calor. Sus habilidades arquitectónicas no solo brillaban en las pirámides y templos, sino también en las viviendas que, aunque sencillas, ofrecían una notable comodidad. Las casas en el Antiguo Egipto podían mantener temperaturas que rara vez subían de los 22 ºC, a pesar de estar en una región árida. Usaban diversas técnicas ingeniosas para refrigerar sus estancias, algunas tan simples como ubicar las construcciones cerca del río.
Las construcciones se realizaban principalmente con ladrillos de barro, que ayudaban a mantener el interior fresco. Además, disponían de estructuras diseñadas para introducir aire fresco en el interior, como las aperturas de viento, los receptores de viento y los malqaf. Estos últimos eran alfombras colocadas en marcos de madera sobre los techos, enfrentadas al viento, que al moverse introducían aire frío en la casa.
Otro truco consistía en usar esterillas de caña húmedas sobre los marcos de puertas y ventanas, aprovechando la humedad para refrescar el ambiente. También colocaban ollas de barro llenas de agua fría en las estancias, amortiguando los efectos del viento cálido. Estos métodos eran tan eficaces que las casas mantenían una temperatura agradable incluso en las condiciones más extremas.
Vestimentas y peinados adaptados al calor
En cuanto a la vestimenta, los egipcios también tenían sus trucos. Los esclavos y las personas más pobres solían trabajar desnudos, lo cual, aunque impracticable hoy, era una adaptación lógica a su clima. Las personas de mayor estatus social vestían ropas ligeras y sueltas; los hombres a menudo con el pecho descubierto y las mujeres con túnicas de tubo con correas que apenas cubrían los pechos.
El peinado también jugaba un papel crucial en su lucha contra el calor. Tanto ricos como pobres solían raparse la cabeza para mantenerse frescos en casa. Cuando salían, usaban pelucas que, en el caso de los ricos, eran bonitas y adornadas, mientras que los más pobres usaban pelucas de lana. Estas pelucas eran una solución práctica y estilizada para manejar el calor del desierto.
Además, el uso de pelucas no solo era una cuestión de estilo sino también de higiene y comodidad. Al raparse, evitaban problemas con piojos y mantenían la cabeza más fresca. En eventos sociales o ceremoniales, las pelucas proporcionaban un aspecto elegante y distintivo sin sacrificar el confort.
Mercados frescos bajo lonas
¿Quién no ha buscado refugio del calor en un centro comercial con aire acondicionado? En el Antiguo Egipto, los mercaderes tenían una solución similar. Construían bazares bajo grandes lonas que mantenían los puestos a la sombra, creando un ambiente más fresco y atractivo para los compradores. Esta técnica no solo hacía más llevaderas las altas temperaturas sino que también incentivaba las compras.
Las lonas utilizadas en los bazares eran hechas de materiales que bloqueaban eficazmente el sol, manteniendo el área debajo significativamente más fresca. Los comerciantes sabían que un entorno más fresco atraía a más clientes, lo que aumentaba las ventas. Este método de enfriar espacios al aire libre demuestra la ingeniosidad de los egipcios en su lucha contra el calor.
Este tipo de estrategias no solo mejoraban la comodidad de los compradores, sino que también protegían los productos del deterioro causado por el calor. Al mantener los alimentos y otros bienes a temperaturas más bajas, los mercaderes aseguraban la calidad y frescura de sus mercancías, lo que beneficiaba tanto a vendedores como a compradores.
Enfriando la comida sin frigoríficos
Hoy en día, contamos con congeladores y frigoríficos que nos ayudan a mantener la comida fresca durante el verano. Sin embargo, los antiguos egipcios tenían sus propios métodos ingeniosos para lograrlo. Un truco común era el uso de dos maceteros de terracota, uno sobre otro, con una mezcla de arena y agua en el espacio entre ambos. Este sistema permitía que el agua se evaporara, absorbiendo el calor y manteniendo el macetero superior, donde se almacenaban los alimentos, significativamente más frío.
Este método de enfriamiento evaporativo era similar al utilizado por los romanos y otros pueblos antiguos. La evaporación del agua requería calor, que era extraído del entorno inmediato, creando un efecto refrigerante. Este ingenioso sistema permitía conservar alimentos perecederos durante más tiempo, incluso en las condiciones climáticas más adversas.
Además, los egipcios también utilizaban otras técnicas de enfriamiento, como el almacenamiento de alimentos en ollas de barro enterradas parcialmente en el suelo, donde la temperatura era naturalmente más baja. Estas prácticas reflejan la capacidad de los antiguos egipcios para adaptarse a su entorno y desarrollar soluciones efectivas con los recursos disponibles.
Vacaciones en el mar: un lujo para pocos
Al igual que hoy en día, las personas en el Antiguo Egipto que podían permitírselo tenían segundas residencias en lugares más frescos, como el Mar Rojo o el Mar Mediterráneo. Estas segundas viviendas eran una forma de escapar del calor sofocante del desierto durante los meses más calurosos. Las clases altas disfrutaban de estas escapadas, mientras que los más pobres buscaban alivio con métodos más modestos, como las esterillas húmedas y el pelo rapado.
Las segundas residencias en zonas costeras no solo ofrecían un refugio más fresco sino también un cambio de escenario que proporcionaba descanso y recreación. Estos viajes a la costa eran una oportunidad para disfrutar de actividades acuáticas y de la brisa marina, que ofrecían un alivio natural al calor del desierto.
Aunque la mayoría de la población no tenía acceso a estas escapadas lujosas, las soluciones cotidianas y accesibles que desarrollaron demostraron su ingenio y capacidad de adaptación. Cada segmento de la sociedad egipcia, desde los nobles hasta los esclavos, tenía sus propios métodos para enfrentar el calor, mostrando una profunda comprensión de su entorno y de cómo sobrevivir en él.
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