¿Cómo sacar lo que está dentro de nosotros? Ese sentir que va del estómago al corazón y a la cabeza, esas inquietudes que nos privan del sueño, las voces en nuestra cabeza, que son tantas y hablan tan fuertes que no podemos distinguir lo que dicen. Seguramente así se sentía Fernando Pessoa cuando escribió lo siguiente:
“Nos convertimos en esfinges, aunque falsas, hasta el punto de no saber ya quiénes somos. Porque, por lo demás, lo que somos es esfinges falsas y no sabemos lo que realmente somos. El único modo de que estemos de acuerdo con la vida es que estemos en desacuerdo con nosotros. Lo absurdo es lo divino”.
[Lee también: 5 libros para llorar que definitivamente te sacarán lágrimas]
¿Por qué escribir puede ser mejor terapia que ir a un psicólogo?
Tal vez Pessoa vio a la gente caminar por la calle, todos con trajes del mismo color y con la mirada perdida. Tal vez tras años de trabajo vio que era la misma persona, pero que le faltaba eso que llaman esencia. Muchas cosas pudieron llevarlo a escribir: "Nos convertimos en esfinges, aunque falsas"; pero el acto de escribirlo es lo que transformó la vida del escritor. Pasar de pensar a materializar, aunque fuera su dolor o su decepción, es más gratificante de lo que parece.
Escribir es una tarea que se ve fácil, pero en realidad puede ser más complicado que nada. Como diría Hemingway: "No hay nada especial en escribir. Todo lo que haces es sentarte ante la máquina de escribir y sangrar". Es sacar todo lo que hay en ti y dejarlo por escrito. Tus miedos, ansiedades, inseguridades, triunfos, logros, ideas y planes. Se trata de poner tu vida fuera de ti para entenderla y analizarla. Ya sea en poemas, cuentos, en forma de un diario o algo, escribir puede ser mejor terapia que ir a un psicólogo.
Te ayuda a comunicarte
Tal vez hay cosas que quieres decirle a alguien, pero siempre que hablan terminan peleando o se quedan sin entender cuál es el punto que quieren tratar. Intenta escribirle una carta a esa persona. Piensa en lo que quieres decir, garabatea unas palabras y comienza de nuevo. Pronto el flujo de palabras saldrá con naturalidad y al final sentirás que dijiste exactamente lo que necesitabas. Esto te ayuda a eliminar esa presión que sientes por hablar con alguien, te libera de ese nudo en la garganta y con suerte te permite seguir con tu vida dejando un problema atrás.
Pone en orden tus pensamientos
Piensa que escribir es tomar un hilo y comenzar a desenredarlo: mientras más escribes, el hilo deja de ser una bola gigante sin sentido para convertirse en una línea fácil de entender. Principio, medio, final; ideas concretas y pensamientos casuales; poco a poco escribir te muestra que todo lo que pasa por tu cabeza puede ser comprendido, y te ayuda a entender quién eres, qué quieres y por qué lo quieres.
Es una terapia en sí
Lo que escribas puede servir para sacar el enojo, ansiedad, depresión o plasmar tu felicidad. No tiene que ser cierto, no tiene que ser bueno o poético, simplemente debe funcionar como un mecanismo para aliviar tu cuerpo y alma. Mientras lo escribas para ti y no dañe a otras personas, esa confidencialidad te permite escribir tanto como quieras. Por eso, escribir puede ser mejor terapia que ir a un psicólogo.
Te obliga a leer
Si comienzas a escribir y haces un hábito de ello, pronto te encontrarás con más y más libros a tu alrededor. Eso solo incrementará el poder terapéutico de escribir, pues ahora te nutrirás de las ideas de muchas otras personas. Comenzarás a entender que las palabras tienen fuerza y poder, que una línea es capaz de hacerte reflexionar por horas y te llevará a escribir cada vez mejor.
Busca en la palabras la esencia de lo que eres, no intentes comprenderlo todo de un momento a otro. En palabras de Marilynne Robinson: “Somos parte de un misterio, un espléndido misterio en el que debemos intentar orientarnos si esperamos tener el sentido de nuestra propia naturaleza”.