A pesar de que la religión parece estar separada de la ciencia y de las leyes hace mucho tiempo, la realidad es que gran parte del mundo y las personas en él se rige más por lo que dicen los textos sagrados que su propia constitución. Muchos adoran a un dios y basan su vida en ideas que no son un problema si se creen por una elección libre, pero que a veces no se estudian en profundidad.
La noción de la religión es suficiente para seguirla, pero hay mentiras que todos creemos acerca de la religión. Sea cual sea, se trata de pensamientos milenarios con figuras emblemáticas que han transformado al mundo y a veces ni siquiera sabemos si fueron reales o no o si sus enseñanzas eran lo que creíamos.
El verdadero Jesús
La figura de Jesús es la muestra perfecta de cómo se interpone el poder a través de una imagen. La conquista transformó el rostro de Jesús en todo el mundo y lo presentó como un hombre blanco, de ojos claros y bastante alto, por lo menos más que sus discípulos.
Sin embargo en el evangelio según San Mateo, cuando arrestan a Jesús antes de la crucifixión, Judas tiene que señalar a los soldados quién era Jesús pues no lo podían distinguir entre sus discípulos. Hace unos años un médico forense recreó el rostro de un hombre común de la era de Jesús que vivió en Jerusalén y el resultado dista bastante de lo que vemos en las iglesias de todo el mundo.
El verdadero Buda
Esta no es una mentira del budismo, sino una mala concepción acerca de lo que se cree de Buda. En primer lugar, Buda no es un dios, fue un asceta que reafirmó y ayudó a difundir las enseñanzas del budismo. De hecho, existen muchos budas, pero la figura sobresaliente es la de Siddharta Gautama.
Por otro lado, este personaje no es el simpático y obeso personaje que muchos consideran el único y trascendental Buda. Con una vida ascética y meditativa, nadie sabe de dónde surgió la idea de un personaje bonachón, pero en realidad Buda es mucho más delgado de lo que vemos en pinturas comerciales.
La violencia budista
El budismo es considerada la religión más pacífica del mundo, pero eso también es un error común. A pesar de que ciertos textos aborrecen la violencia y el daño a cualquier ser vivo, hay textos budistas que justifican la muerte de una persona para salvar a miles. Durante la Segunda Guerra Mundial la filosofía zen y budista fue inculcada en los pilotos kamikaze japoneses que se suicidaban chocando contra submarinos y otros blancos considerados enemigos.
La idea del infierno
Muchas religiones creen en otra vida después de esta, pero el cristianismo ha creado dos variantes, el paraíso en el que la verdad se revelará y el infierno, lugar de llamas, lagos de lava y sufrimiento eterno en el que posiblemente la mayoría pasará la eternidad sufriendo.
Lo curioso es que el infierno es una concepción bastante reciente. El Islam y el judaísmo que siguen el Antiguo Testamento y que es predecesor del cristianismo, no menciona al infierno. Mientras antes existía algo llamado Sheol, el lugar de las almas olvidadas, no fue sino hasta muchos siglos después en el que unas vagas líneas en el Nuevo Testamento que hablan de fuego y calor forjaron la idea de un infierno en llamas.
Conocer la historia completa es importante para entender creencias que tenemos arraigadas desde hace muchas generaciones. Libros, documentales, artículos y más son necesarios más allá de la creencia ciega y nos pueden ayudar a vivir en un mundo mucho más en paz.