El Senado de la República Mexicana aprobó una reforma que establece por primera vez que el Estado tiene la obligación de garantizar la protección, el trato adecuado, la conservación y el cuidado animal. En este sentido, los animales en México son reconocidos como seres sintientes en la Constitución.

La Declaración Universal de los Derechos de los Animales define el maltrato animal como aquel conducta irracional de una persona hacia un ser vivo silvestre o doméstico, con el objetivo de causarle sufrimiento, estrés o la muerte. El abandono, la carencia de condiciones de bienestar, la privación de espacios óptimos para su recreación y la escasez de alimento también son tenidos en cuenta como una negligencia.

México es el tercer país con más casos de violaciones a los derechos animales en el mundo, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Esto sucede pese a que en 31 de las 32 entidades del país existen leyes para proteger a los animales. El maltrato animal puede resultar en multas o penas en la cárcel, aunque solo se castiga el 0.01% de los casos, según informes del Senado mexicano.

Personas particiapan en la Marcha Ciudadana por los Derechos de los animales. (Foto: GettyImages)
Personas particiapan en la Marcha Ciudadana por los Derechos de los animales. (Foto: GettyImages)

También te puede interesar: La fertilización in vitro que puede salvar la extinción del rinoceronte blanco

Los animales en México son reconocidos como seres sintientes en la Constitución.

La reforma fue aprobada por unanimidad con 117 votos a favor. Considera modificaciones en los artículos 3, 4 y 73 de la Carta Magna. Instituye que los planes y programas educativos deberán incluir material sobre la protección de la fauna. Reconoce a los animales como seres sintientes y prohíbe explícitamente cualquier acto que les cause sufrimiento. Las autoridades federales serán responsables de velar por su bienestar, seguridad y preservación.

La legislación medita una disposición transitoria que faculta al Congreso de la Unión para expedir la Ley General de Protección y Bienestar Animal. La normativa deberá tener en cuenta la naturaleza, rasgos y vínculos que las criaturas silvestres y domésticas tienen con las personas.

Contará con mecanismos para penalizar malos tratos en la crianza, aprovechamiento o sacrificio en favor de los humanos. Dictará las medidas esenciales para eliminar la utilización de especies salvajes en espectáculos con fines de lucro y para considerar el control de plagas y riesgos sanitarios.