¿Tienes várices o “arañitas” en las piernas?
No te preocupes, es un problema bastante común. De hecho, se estima que el 20% de la población tiene esta alteración venosa.
Lo que debes saber es que las várices, aunque suelen ser inofensivas, en algunos casos pueden tener complicaciones. Por eso es una buena idea que conozcas todo acerca de ellas, en especial las formas de mantenerlas controladas y prevenirlas.
En este post te contamos todo lo que necesitas saber para que las arañitas y várices en las piernas dejen de ser un problema para ti.
¿Qué son las várices?
Las várices, conocidas científicamente como venas varicosas, son venas retorcidas y dilatadas. Generalmente aparecen en las piernas, aunque en realidad cualquier vena es potencialmente varicosa.
Normalmente, las válvulas unidireccionales en las venas de la pierna impiden que la sangre suba hacia el corazón. Cuando las válvulas no funcionan correctamente, la sangre se represa en la vena. La vena se hincha por la sangre que se acumula allí: eso son las várices.
El hecho de que sean más comunes en piernas y pies tiene que ver con que al estar erguidos, ya sea de pie o caminando, aumenta la presión en la venas de la parte inferior del cuerpo, haciéndolas más propensas a dañarse.
Las venas varicosas son comunes y afectan más a las mujeres que a los hombres. Generalmente, no causan problemas para la mayoría de la gente. Sin embargo, si el flujo de sangre a través de las venas empeora, pueden presentarse problemas como hinchazón y dolor en la pierna, coágulos sanguíneos y cambios en la piel.
Las llamadas “arañitas” en la piel son una variación más leve y muy frecuente de las várices.
Las várices: entre el problema estético y la salud
Las arañitas o várices en las piernas suelen molestar principalmente por su componente estético: no quedan muy bonitas. Dependiendo del caso, lucen más o menos desagradables. Las arañitas son manchas rojas o azuladas debajo de la piel, más bien chicas aunque pueden ser abundantes, que se parecen a las ramas de un árbol.
Las várices, en cambio, son azuladas y generalmente más grandes. Las mayores pueden ser similares a un cordón y hacer que la piel sobresalga.
En cualquier caso, muchas personas comienzan a prestar atención a las várices cuando les molestan estéticamente. Sin embargo, y aunque no se tome demasiada conciencia de ello, las várices son ante todo un problema de salud y hay que tratarlas como tal.
Las venas varicosas pueden ser inofensivas, pero si no se tratan y controlan pueden acarrear complicaciones. Por eso, es importante no dejarse estar y realizar medidas preventivas.
Complicaciones de las venas varicosas
Las dos complicaciones principales asociadas con las venas varicosas son úlceras y coágulos de sangre.
Las úlceras se pueden formar en la piel cerca de las venas varicosas y son causadas por la acumulación a largo plazo en el tejido, que es generada por aumento de la presión de la sangre dentro de esas venas.
La segunda complicación principal es un coágulo de sangre. Cuando esto ocurre, las venas se agrandan y la pierna se hincha considerablemente.
En algunos casos, también puede haber sangrado. Esto sucede porque las venas que se encuentran muy cerca de la piel pueden explotar. Aunque en general esto es leve, siempre es buena idea consultar a un médico si ocurre, especialmente para evitar que vuelva a suceder.
También es importante tener en cuenta que la aparición de várices puede ser una señal de un mayor riesgo para otros problemas circulatorios. Por eso nunca está de más consultar a un médico para conocer mejor nuestras características propias de salud.
Síntomas de las venas varicosas
Más allá de su apariencia, en muchos casos las várices pueden generar dolor y molestias en las piernas, como por ejemplo:
- Llenura, pesadez, dolencia y, algunas veces, dolor de piernas
- Calambres en muslos y pantorrillas (generalmente a la noche)
- Leve hinchazón de los tobillos
- Picazón
En casos más avanzados, también se puede experimentar:
- Dolor de pierna o pantorrilla después de sentarse o estar de pie durante largos períodos
- Cambios de color en la piel de las piernas o los tobillos
- Piel seca, irritada, escamosa que puede romperse fácilmente
- Llagas (úlceras) cutáneas que no sanan fácilmente
- Engrosamiento y endurecimiento de la piel en las piernas y los tobillos
Factores de riesgo y causas de las várices en las piernas
Las várices pueden afectar a cualquier persona en cualquier momento. Sin embargo, hay algunos factores de riesgo que hacen que algunas personas sean más propensas a sufrir este problema
- Edad avanzada
El envejecimiento causa desgaste en las válvulas de las venas, por lo que es más probable que se generen várices a edad más avanzzada.
- El sexo
Las mujeres son más propensas que los hombres a tener várices. Esto se debe fundamentalmente a los cambios hormonales, como el embarazo, la premesntruación o la menopausia. Tomar pastillas anticonceptivas también puede aumentar el riesgo de desarrollar venas varicosas.
- Antecedentes familiares
Existe más posibilidad de que tengas este problema si otros familiares tuvieron venas varicosas.
- Obesidad
El sobrepeso provoca que se ejerza mayor presión sobre las venas, especialmente en las piernas que son las que soportan el peso de todo el cuerpo. Por eso, la obesidad puede hacerte más propenso a tener várices.
- Estar de pie o sentado durante períodos prolongados
La sangre no fluye tan bien si estás en la misma posición durante períodos prolongados. Por eso, son especialmente propensas a tener várices las personas cuyo trabajo o situación de vida las obliga a permanecer de pie o sentados durante la mayor parte del día, de forma regular.
Otras causas menores que pueden provocar la aparición de venas varicosas son:
- Uso diario de tacones altos y pantalones muy asustados.
- Exposición solar excesiva
- Embarazo
Medidas que puedes tomar en casa para prevenir y/o mejorar las várices
Si aún no tienes várices en las piernas, siempre es buena idea tomar algunas medidas en casa para evitar su aparición: la prevención siempre es mejor que la cura. De cualquier modo, estos consejos también pueden ayudarte a mejorar el aspecto y las molestias de las várices, y evitar que sigan apareciendo.
- Mejorar la circulación de la sangre
La principal medida preventiva para várices y arañitas es garantizar que la sangre no se quede obstaculizada en ninguna parte de las piernas. Para ello procura hacer ejercicios de baja intensidad, como caminar o nadar.
- Pierde peso
En caso de que creas que tus várices están causadas por el sobrepeso, lo mejor es intentar controlarlo. Elegir una alimentación balanceada, además, también puede ayudar a mejorar y prevenir la aparición de nuevas várices.
- Utiliza calcetines de compresión
Estos calcetines especiales se utilizan, por ejemplo, cuando una persona hace a menudo extensos viajes en avión, y descansan las piernas. Lo que hacen es comprimir suavemente las piernas, ayudando a hacer subir la sangre.
Puedes preguntarle al médico cuántas horas al día te conviene usarlas, además de cuando vayas a permanecer muchas horas sentado en la misma posición.
- Masajea la zona
Es una forma de hacer que la circulación se active, pero siempre complementada con el ejercicio.
- Duerme con las piernas elevadas
Coloca algunos cojines bajo los tobillos y las venas descansarán durante la noche. También puedes descansar unos minutos al día con las piernas al día.
- Controlar no estar demasiadas horas de pie o sentado
Si tienes que permanecer muchas horas de pie en la misma posición por trabajo, por ejemplo, debes recordar mover las piernas ligeramente para que la sangre circule. Si trabajas sentado, procura levantarte y caminar algunos pasos cada cierto tiempo para reactivar la circulación.
También es buena idea tener la costumbre de descansar con las piernas levantadas varias veces al día. Lo ideal es que coloques tus piernas por encima del corazón 3 o 4 veces por día durante unos 15 minutos.
- Baños de inmersión
En un balde, agregar una taza o 250 ml de vinagre de manzana más una cucharada de sal de mar. Sumergir las piernas y sentir el efecto de un relajante tratamiento que alivia los síntomas de las venas varicosas.
Tratamientos médicos
Si tu problema con las várices empeora y no funcionan los tratamientos naturales, también es posible recurrir a tratamientos médicos.
Estos son mínimamente invasivos, incluso si es necesario llegar a la cirugía. Gracias a los procedimientos menos invasivos, las venas varicosas pueden tratarse generalmente en forma ambulatoria.
Solo en casos muy graves, la intervención quirúrgica puede resultar más agresiva y con un post operatorio más prolongado.
Este tipo de tratamientos se aplican sólo a las personas cuyo problema le ha generado patologías venosas más complicadas. Por suerte este tipo de complicaciones es cada vez menos frecuentes gracias a la mayor conciencia que existe de la importancia de la prevención; pero por eso es tan importante la información y tomar medidas a tiempo.
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