La formación de un coágulo en alguna de las venas del cuerpo es denominada Trombosis. Y aunque normalmente afecta a las personas de edad avanzada, no significa que pueda afectar a adultos más jóvenes. Por lo tanto hablaremos con más detalle de la trombosis, de qué se trata, cómo se clasifica y cómo es su tratamiento.
Definición de trombosis
Se define como trombosis a la formación de trombos de sangre, comúnmente llamados coágulos o émbolos. Alojados en alguna de las cavidades cardíacas o en algún vaso sanguíneo. Causando una obstrucción parcial o completa en el flujo de sangre, mediante el sistema circulatorio.
Teniendo presente el sitio donde ocurra la trombosis, podría causar isquemia en las arterias (es un estado donde las células sufren, debido a la falta de oxígeno y nutrición en el área afectada). Pero si ocurre en una vena podrían causas una estasis (es el estancamiento o la retención en la progresión del flujo sanguíneo). Quiere decir también que los tipos de trombosis y tratamiento dependen del lugar donde se formen los coágulos.
Una de las cosas que hay que tener en cuenta con esta clase de patología, es que los trombos tienen la capacidad de desplazarse hacia otras partes del sistema circulatorio. Y es allí cuando se convierten en émbolos. Ocasionando otros problemas que podrían ser más graves, según el lugar en el que esté alojado el coágulo.
No hay que confundir la trombosis con las varices, puesto que podrían ser una causa de las ETV. Siendo estas dilataciones en las venas, donde no siempre se aloja un trombo que genera obstrucción en la vena. Por ejemplo, la trombosis venosa afecta especialmente a las zonas como el muslo o la pantorrilla.
La trombosis es considerada la tercera causa de muerte por problemas cardiovasculares, estando después del infarto de miocardio y del ictus. A pesar de esta consideración, existe la posibilidad de prevenir este problema y de realizar un tratamiento para mejorarlo.
¿Cuáles son sus síntomas?
Por lo general, se presentan síntomas a nivel local ante la presencia de una trombosis. Sobre todo dolores que se localizan hacia el trayecto venoso de la pierna, incrementando gradualmente con la flexión del pie. También puede existir cierta sensación de pesadez en los movimientos del área afectada, cierta magnitud de impotencia funcional y un aumento de temperatura local en dicha extremidad.
Existen casos donde los síntomas de la trombosis se presentan de manera general, como en el caso de la fiebre o frecuencias cardíacas incrementadas. Aparte de esto, es posible que se manifiesten síntomas a nivel respiratorio como la tos, la disnea y de manera ocasional hemoptisis. Este último síntoma podría estar acompañado de embolias pulmonares según sea el caso.
En resumen, los síntomas más comunes en la trombosis son los siguientes:
- Dolores en la extremidad que ha sido afectada.
- Sensaciones de pesadez.
- Edema.
- Incremento de la temperatura a nivel local en el área afectada.
Tipos de trombosis
Trombosis arterial
Ocurre debido a una lesión vascular por la ruptura de alguna placa ateroesclerótica, que produce un coágulo. Causando una obstrucción en el tejido irrigado, pudiendo terminar con la presencia de necrosis en el mismo. Un tipo de trombosis como este es una consecuencia de la disminución en la cantidad de oxígeno en la zona afectada. Lo que hace que cambie el metabolismo de las células, pasando de ser aeróbico a un proceso anaeróbico.
En todo el procedimiento antes mencionado, la microcirculación de la sangre resulta gravemente dañada. Llegando incluso a la muerte celular, en dado caso de que la isquemia sea prolongada.
Trombosis venosa
Tiene lugar más que todo en las extremidades bajas o inferiores, y los factores por los cuales podría aparecer son:
- Tener una edad avanzada.
- Infarto del miocardio.
- Traumas y cirugías.
- Inmovilidad de forma prolongada.
- Insuficiencia cardíaca.
Hipercoagulación luego de haber pasado por una cirugía. Es posible que se deba a algún tipo de cáncer, en embarazo y hasta al postparto. Aunque también podría ser por lesiones provocadas por traumas, o por algún otro inconveniente de salud.
La característica principal de la trombosis venosa, es la congestión altamente dolorosa en las venas que se encuentran en las extremidades inferiores. Si esta afección es sumamente grave, es posible que ocurran embolias pulmonares, ya que se desprende un trombo y se aloja en uno de los pulmones.
Otra clasificación de la trombosis
Los dos tipos de trombosis que existen son la trombosis arterial y la trombosis venosa como ya se ha comentado. Sin embargo, dentro de dichas categorías existen algunos subtipos de esta afección.
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Trombosis venosa profunda
La trombosis venosa profunda se refiere a la formación de trombos hacia la vena femoral del tramo. De todas las clases de trombosis que existen, esta es una de las más comunes y provoca serias complicaciones. Así como se mencionó anteriormente, cuando el coágulo se desplaza hacia otra área y termina por alejarse en los pulmones, causa embolia pulmonar.
Entre los síntomas más habituales de una trombosis venosa profunda se encuentran el dolor, inflamación y enrojecimiento del área afectada.
Trombosis en la vena porta
Suele ocurrir en la vena porta hepática y causa hipertensión porta, afectando gravemente el suministro de sangre hacia el hígado. Es habitual que en la mayoría de los casos este tipo de trombosis sea provocada por otras afecciones como la pancreatitis o la cirrosis.
Trombosis en la vena yugular
Se encuentra entre la clasificación de trombos más rara de todas, ya que suele suceder por el uso de drogas por vía intravenosa. No obstante, es posible que se asocie en alguna infección o patología maligna. Quienes han sido afectados por un problema como este, presenten graves complicaciones como la sepsia sistémica, papilledema y embolia pulmonar.
Trombosis cerebral
También es una afección poco habitual, caracterizada por la formación de un trombo en alguna de las venas que se encuentra en el cerebro. Uno de los síntomas que caracteriza a este problema es el dolor de cabeza. Pero también genera visión borrosa, dificultades para hablar y para mover alguno de los músculos faciales.
Trombosis en la vena renal
Al igual que cualquiera de las venas que se encuentra en el cuerpo, la vena renal también puede sufrir obstrucciones por coágulos. Causando que los desechos de los riñones ocurran de forma reducida. Suele ser una enfermedad habitual en las personas que padecen el síndrome nefrótico.
Paget-Schroetter
Se conoce también como trombosis de esfuerzo. Refiriéndose a la formación de un coágulo en una de las venas de las extremidades superiores, como por ejemplo en la axila. Es común que afecte a las personas que son físicamente activas. Generando problemas después o antes de realizar algún ejercicio de elevada intensidad.
Síndrome de Budd-Chiari
También es un tipo de trombosis venosa, pero este afecta la vena hepática y podría ocasionar derrames de sangre en el hígado. Aunque es un problema poco habitual, se reconoce por síntomas como ascitis y hepatomegalia abdominal.
Tratamiento y diagnóstico de la trombosis
Realizar un adecuado diagnóstico es de gran importancia para llevar a cabo el tratamiento para la trombosis. La historia clínica del paciente ayudará a visualizar lo que podrían ser los factores del riesgo según sea el caso.
Por lo general, un tratamiento para la trombosis debe basarse en lo siguiente:
- Terapias anticoagulantes.
- Métodos de compresión.
- Cateterismo venoso.
Llevar a cabo ejercicios que se concentren en favorecer el retorno venoso, especialmente en las extremidades inferiores.
Medidas de prevención
Que un especialista haga una detección a tiempo de la patología es de gran ayuda para evitar complicaciones una vez que se desarrolle la trombosis. No obstante, siempre es mejor una prevención anticipada, ya que de esta manera las posibilidades de sufrir este problema se disminuyen considerablemente.
Para disminuir los riesgos de padecer una afección como esta, se deben combatir algunos factores como el tabaco, la obesidad, el consumo del alcohol, entre otros.
La ingesta de anticonceptivos de vía oral tiene que ser controlada por un médico experto, ya que incremente los riesgos de formación de coágulos. Teniendo en cuenta la carga hormonal que implique el tratamiento.
Se recomienda realizar ejercicio, caminatas y evitar llevar una vida sedentaria. También se debe evitar mantener las piernas en una sola posición por demasiado tiempo.
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