Si deseas mejorar tu bienestar físico y mental, la terapia hortícola puede ofrecerte todo lo que necesitas. De hecho, el impacto positivo de esta práctica, ha captado la atención de aquellas personas que necesitan sanar con ayuda de la naturaleza. Descubre qué es la terapia hortícola y cuáles son los beneficios para la salud en general.
Es un método terapéutico que se ha utilizado desde la antigüedad, sin embargo, hoy en día se ha vuelto muy popular. Especialmente, para los amantes de la jardinería, las plantas y la naturaleza. Sus beneficios son de gran ayuda para mejorar la salud física, mental y emocional aquellos que la practican.
¿Qué es la terapia hortícola?
Según la Asociación de Terapia Hortícola Canadiense, también conocida como CHTA, se define como terapia hortícola a la técnica terapéutica que usa plantas. Así como también, la naturaleza, todo con el objetivo de ofrecer un mejor bienestar físico, emocional, espiritual y social.
Con el paso del tiempo, se ha evidenciado que es una práctica muy eficaz dentro de una gran variedad de programas de terapia y rehabilitación. Por lo que se ha convertido en un gran vehículo para el desarrollo y recuperación de la autonomía personal. La terapia hortícola aporta innumerables beneficios, necesarios para lograr el bienestar general.
C. A. Lewis, un horticultor estadounidense, definió el jardín como “un espacio seguro, un ambiente benevolente en el que todos son bienvenidos”. Además, Lewis indicó que las plantas, a diferencia de otros seres, no tienen ningún tipo de prejuicio, tampoco discriminan ni amenazan. De hecho, las plantas son capaces de responder a la atención, en lugar de las debilidades o fortalezas que el individuo haya facilitado.
Asimismo, a las plantas no les importa el color de piel ni el género, tampoco la edad, clase económica o si estás sano o tienes problemas de salud. Las plantas tienen la capacidad de prosperar cuando la persona a su cuidado les dedica mucha atención. En este sentido, tener un jardín es una increíble manera de empezar a tener autoconfianza.
¿Cuál es el origen de la terapia hortícola?
La terapia hortícola se ha practicado desde hace poco más de medio siglo, en el que ha logrado un gran reconocimiento. De hecho, ha sido bastante popular en países como Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá e Irlanda.
Ahora bien, la primera vez que se utilizó el término “terapia hortícola” fue en el año 1936 por un grupo conocido como la Asociación de Terapeutas Ocupacionales. Dicha asociación fue la primera en reconocer, de manera formal, este tipo de terapia para tratar problemas muy específicos. Como, por ejemplo, diversos desórdenes psíquicos y también físicos.
No obstante, su verdadero origen es de unos cuantos años más atrás de 1936, incluso hay datos en diferentes centros psiquiátricos y de salud mental. Los registros datan desde finales del siglo XVIII, por lo que son más antiguos de lo que se pensaba. Durante el siglo XX, específicamente entre la década de los sesenta y ochenta, se crearon las primeras asociaciones de terapia hortícola. La primera fue en los Estados Unidos en 1973, Reino Unido en 1978, Australia en 1984, Canadá en 1987 y Alemania en el año 1988.
¿A quién va dirigida?
En la actualidad, ha demostrado ser muy efectiva en diversos grupos de personas. Un gran número de investigaciones afirman su gran eficacia, especialmente, para el tratamiento de algunas afecciones mentales. Como, por ejemplo, el trastorno generalizado del desarrollo y el trastorno del espectro autista.
Los pacientes con este tipo de trastornos presentaron una mejora significativa en su capacidad de concentración y atención. Mismos resultados se obtuvieron en personas de la tercera edad y en pacientes con distintos problemas de salud mental. Estudios demostraron que tiene la capacidad de disminuir el riesgo de padecer enfermedades el corazón. Asimismo, ayuda a prevenir los casos de demencia en personas de la tercera edad.
¿Cómo funciona la terapia hortícola?
Dentro de la metodología de la terapia hortícola, el terapeuta suele combinar diversos conocimientos. Especialmente sobre trastornos psicosociales, discapacidades físicas, sensoriales y cognitivas, problemas de aprendizaje y distintas patologías. Así como también, conocimientos acerca de jardinería, agricultura, educación ambiental, paisajismo, etc.
Asimismo, el terapeuta se encarga de realizar una evaluación completa del paciente a cargo, el siguiente paso es la elaboración de un programa de terapia individual. En el mismo, se debe tener presente el perfil global del paciente, así como también, los objetivos terapéuticos para cada uno de los trastornos o afecciones.
Además, las circunstancias del destinatario también deben tomarse en cuenta. Como, por ejemplo, la recuperación o adquisición de distintas habilidades físicas, emocionales, cognitivas e incluso sociales. Cualquiera que permita al paciente lograr una gran mejora en su autonomía personal y por supuesto, la integración a la sociedad.
Por otro lado, aunque la terapia hortícola utiliza plantas y métodos para el cultivo de las mismas, no se trata, solamente, de jardinería. El terapeuta, especialmente entrenado, se encarga de guiar al paciente por medio de distintas actividades ligadas a la jardinería.
Para lograr los objetivos terapéuticos, la conexión con la naturaleza a través de las plantas es fundamental en la terapia hortícola. Puesto que ayuda a restaurar la mente y genera una sensación de calma en el paciente. Asimismo, las prácticas de jardinería utilizadas en la terapia hortícola, mejoran la flexibilidad y aumentan la fuerza. Por lo que, además de beneficiar la parte emocional, también hace lo mismo en el aspecto físico.
Este tipo de terapia puede realizarse en cualquier entorno, desde centros hospitalarios, de rehabilitación, escuelas y en casa. Lo recomendable es hacerlo siempre en espacios naturales, ya que este es una parte fundamental cuando se trata de la terapia hortícola.
Terapia de las plantas beneficios
Diferentes estudios avalan la práctica de la terapia hortícola o terapia de las plantas, puesto que ofrece múltiples beneficios cognitivos, psicológicos, físicos y sociales. Algunos de los principales beneficios de la terapia hortícola son los siguientes:
Beneficios cognitivos
- Ayuda a mejorar los niveles de concentración y al mismo tiempo, incrementa la capacidad de atención en los pacientes.
- Favorece la estimulación de la memoria.
- Aumenta, significativamente, las funciones cognitivas.
- Ayuda a los pacientes a desarrollar sus capacidades creativas, así como también, su inteligencia estética.
Beneficios psicológicos
- La terapia hortícola ayuda a disminuir los síntomas de la depresión, también reduce los niveles de estrés y ansiedad. Del mismo modo, dicha práctica terapéutica trabaja, directamente, con los comportamientos conflictivos, lo que permite mitigarlos.
- Favorece un mejor estado de ánimo en los pacientes.
- Aumenta la sensación de bienestar general.
- Es ideal para pacientes con problemas de ira y frustración, ya que les permite desarrollar la paciencia y también, el sentido de la responsabilidad.
- Ayuda a desarrollar la autoestima, incrementando la sensación de satisfacción y el sentimiento de logro al alcanzar pequeños objetivos.
Beneficios físicos
- Aumenta, considerablemente, la motricidad fina y gruesa, así como también, la coordinación ojomano.
- Disminuye los niveles de presión en la sangre.
- Mejora la respuesta inmunitaria en el organismo.
- Favorece la coordinación, la resistencia, movilidad y la condición física en general.
- Ayuda a desarrollar mejores hábitos de alimentación y disminuye el riesgo de padecer obesidad.
- Mejora la producción de endorfinas.
- Ayuda a mejorar el proceso de estimulación sensorial en todo el cuerpo, es decir, la vista, tacto, oído, gusto y olfato.
- Disminuye el ritmo cardíaco.
Beneficios sociales
- Incrementa la interacción y participación social.
- Aumenta la autoestima.
- Mejora el estímulo de patrones sanos dentro del funcionamiento social.
- Favorece la relación con diferentes grupos de personas y facilita la conversación.
¿Cuál es la importancia de la terapia hortícola?
Ya sea un jardín, un invernadero e incluso una terraza, cualquier lugar puede convertirse en un espacio cómodo y cálido para aquellos que se someten a la terapia hortícola. De hecho, los centros médicos o de rehabilitación, suelen ser espacios que provocan intimidación en los pacientes. Razón por la que pueden llegar a sentirse incómodos e inseguros durante la terapia.
Ahora bien, el propósito de la terapia hortícola va más allá de un simple tratamiento terapéutico. La mayoría de las veces, los pacientes intentarán centrarse lo máximo posible en hacer que sus plantas puedan crecer. Además de flores, otros prefieren cultivar algunas verduras u hortalizas de rápido crecimiento.
Pero lo cierto es que se trata de ejercicios establecidos por el terapeuta con el objetivo de desarrollar y mejorar determinadas funciones. En otras palabras, el paciente lleva a cabo la terapia sin notar, en ningún momento, que se trata de algo terapéutico.
Hay que tener presente que, la mayoría de las plantas necesitan de cierto tiempo y prácticas para crecer de manera saludable. Durante dicho periodo, los pacientes aprenden a entender la vida desde un punto de vista más gratificante y no algo inmediato.
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Fuentes: Muy interesante, 20 Minutos, Jardines sin fronteras.