La garganta nos permite expresar lo que somos, y por lo tanto la forma que nos colocamos en el mundo exterior.
Tiene también una importancia fundamental en la realización de nuestra creatividad, de nuestra libertad creativa, ya que nos permite expresar nuestros sueños y pedir lo que necesitamos.
En la garganta está situado uno de los centros energéticos del hombre como ser. Y tiene una importancia especial, ya que nos permite situarnos en nuestro espacio a través del lenguaje.
Cuando existen problemas de pérdida de voz o de dificultad para hablar podemos pensar de inmediato en qué nos está sincerando, y buscar qué es lo que se nos está atravesando en la garganta, ya sea en una u otra dirección.
Puede ser que por estar afónicos no podamos decir lo que queremos decir, y no lo expresamos por temor a las consecuencias que ello tendría. Es aquí donde el consciente ahoga al inconsciente que pugna por salir a decir su verdad, y la garganta sufre las consecuencias de la represión.
Por eso, la afonía, o los problemas de voz ronca o inaudible, dejan en evidencia una posible rabia reprimida. Las consecuencias de decir lo que tengo que decir pueden ser más dolorosas que lo que me sucede actualmente, y por lo tanto lo reprimo. Y como no lo puedo reprimir conscientemente, porque se me va a salir, lo hago de forma velada, y me pongo afónico. La manipulación del conflicto es evidente.
Una emoción demasiado grande (desamparo, inquietud) puede llevarme a ya no saber qué decir ni cuál dirección tomar, ni cómo interpretar esta dirección con relación a la emoción vivida. Puede que esta fuerte emoción haya sido vivida en el plano sexual y se repercute más directamente en la garganta o en las cuerdas vocales porque, en cierto modo, mi segundo centro de energía (sexual) está vinculado más directamente a la garganta, mi quinto centro de energía. De todos modos, mi sensibilidad (hiper-emotividad) está herida y ya no consigo decir ¡nada!.
Es común que sientas que "tienes el aliento cortado": "Si disperso demasiado mis energías, en particular después de un golpe emocional, un “vacío” interior se creará debido a mi desasosiego interior y los sonidos estarán “engullidos” por este vacío. Por lo tanto es muy importante para mí que vuelva a conectar con el soplo de mi comunicación interior". Esto es lo que puedes sentir.
Es una muestra clara de la rabia de no poder alzar la voz, gritarle al agresor, al causante de la pena, lo que es necesario decirle. Ya sea por temor a perder su cariño, el empleo, el respeto, o simplemente por incapacidad o falta de fuerza o voluntad frente a la persona que ha tomado nuestra energía –o se la hemos dado-, y tiene el poder sobre nosotros.
Como la enfermedad es el transitar del alma y la personalidad por distintas y opuestas veredas, hay una interpretación adicional, y es la dificultad de aceptar el camino que se está llevando. Vale decir aceptar el camino que la personalidad está recorriendo, por sentirse bien con las manifestaciones de ésta, al sentir internamente los problemas que se están incubando al expresar lo que se expresa verbalmente, tanto en la forma como en el fondo.
Esto es porque el lenguaje es generativo, genera realidades, y si el alma no está en la línea que la personalidad va eligiendo puede entonces manifestarse de esta forma, de modo tal que se permita la persona un respiro, una pausa, para hacer la necesaria introspección.
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En la dirección opuesta el mensaje es más fácil, porque interpreta con certeza la dificultad en «tragar» algo que nos ha pasado, especialmente algún fuerte trauma. Hemos sabido de muchos casos de personas que después de haber vivido hechos traumáticos han perdido momentáneamente la voz. Entonces, el mensaje puede ser dilucidado preguntándose ¿qué es lo que no quiero, o no puedo, admitir? Cuando la afonía va asociada a la dificultad de tragar, incluso la saliva, el recado del síntoma es más que evidente.
Entonces, si está afónico pregúntese por ejemplo: ¿Qué no puedo admitir o aceptar en este momento de mi vida? ¿Qué no me atrevo a decir por las consecuencias que ello puede traer, a qué consecuencias temo?
Debemos recordar que la enfermedad no es ninguna maldición y está ahí para enseñarnos lo que conscientemente no hemos querido aprender, y la afonía tiene mensajes muy claros.
Frase facilitadora y sanadora: Aprendo a expresar mis emociones, mi creatividad y mis ideas del modo en que mejor me siento, en el respeto de mis capacidades.
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