Muchas personas tienen lunares rojos en el cuerpo, y en muchos casos aparecen de repente, en la adultez. Los lugares más comunes para su aparición son el cuello, la espalda y el pecho, y muchas personas se preocupan cuando aparecen de forma repentina. Puedes consultar esta nota para saber qué tipo de lunares deberían preocuparte y requerir atención médica.
Estos lunares o puntos son pequeños, de un tono rojo carmesí, y por lo general tienen un poco de relieve. No son más grandes que la cabeza de un alfiler (en ese caso, hay que consultar al médico), y existen dos hipótesis sobre su origen.
¿Qué causa los lunares rojos?
Una de las hipótesis acerca los puntos rojos sostiene que son pequeñas dilataciones capilares debido a fallas en el sistema vascular. En ese caso, serían algo similar a las várices (vasos sanguíneos dilatados), pero perpendiculares a la piel, en lugar de horizontales.
En ese caso, no serían peligrosos en sí mismos, pero si aparecieran de repente o con frecuencia podrían ser una señal para examinar si el sistema circulatorio está funcionando bien.
La otra teoría acerca de los lunares rojos es que son pequeños tumores benignos. En ese caso, tampoco serían peligrosos en principio, aunque sí deberían ser una señal de alarma si crecieran, si fueran más grandes que un par de milímetros, si tuvieran aspecto irregular o cualquier indicador sospechoso en su apariencia.
Si tienes un lunar rojo, cualquiera sea su causa, no es necesario que corras al médico, pero sí que consultes por él en un próxima visita al doctor. También deberías consultar si muchos lunares rojos aparecen de repente, porque podría ser señal de un desequilibrio en el organismo.
Cómo prevenirlos
Los lunares rojos tienden a no aparecer cuando el organismo está equilibrado, así que llevar una vida sana y una alimentación saludable son las mejores formas de prevenirlo.
Sin embargo, también se pueden tomar algunas precauciones específicas si ya tienes algunos y no quieres que te salgan más:
- Mantén depurado tu organismo y cuida tu hígado.
- Bebe muchos jugos, vegetales frescos, y 8 vasos de agua por día.
- Introduce grasas saludables a tu dieta, como el aguacate y el aceite de oliva.
- Bebe un vaso de jugo de limón por las mañanas.
- Consume infusiones depurativas, como la de diente de león.