Deutsche Welle: Dr. Drexler, en esta segunda ola en Europa, el nuevo coronavirus parece haberse propagado con más fuerza y velocidad. ¿Es el coronavirus de hoy igual al que circulaba en la primavera boreal?
Dr. Felix Drexler: Es igual. Si bien son virus basados en ARN, ácido ribonucleico, y varían un poco, no conocemos hasta qué punto lo hacen. Estos virus, por ejemplo, mutan con más facilidad que otros virus de ADN. Pero los coronavirus, a diferencia de otros virus de ARN, como los de la influenza, tienen proteínas que corrigen su genoma, o corrigen los errores que acumulan durante su replicación, que son las mutaciones. Los coronavirus, comparados con otros virus respiratorios, cambian menos. No tenemos ninguna prueba de que el coronavirus sea ahora más transmisible.
El coronavirus llegó a América Latina aproximadamente un mes después de registrarse la primera ola en Europa. ¿Es inevitable ahora que una segunda ola llegue a la región?
Es inevitable, pero esta vez América Latina seguramente podrá beneficiarse. En gran parte por su ubicación, o por el verano en el hemisferio sur, que es menos favorable para este virus. Pero no hay duda que llegará una segunda ola, porque sigue habiendo circulación local del coronavirus. Quizás podría ser una segunda ola más leve que la primera. Ciudades como Guayaquil o Manaos, que fueron fuertemente afectadas, es posible que ya cuenten con cierta inmunidad de rebaño. Pero, en general, América Latina todavía no habría alcanzado esa inmunidad. De modo que no hay ninguna razón para creerse protegido. El virus no necesita ser retransmitido desde Europa o Estados Unidos. Este nunca se fue, sigue circulando en Argentina, Brasil, México, y en toda la región.
El rebrote del coronavirus ha obligado a reestablecer restricciones en Europa. ¿Qué medidas cree usted que se deben mejorar en Latinoamérica, si es que se produce una segunda ola?
Se deben mejorar los sistemas de testeo y rastreo, la atención primaria y fortalecer al personal de cuidados intensivos. El error que cometimos en Alemania fue no fortalecer la vigilancia sanitaria y el sector primario de salud. No logramos fortalecer lo suficiente nuestro sistema para estar mejor preparados durante esta segunda ola. Ese sería el principal mensaje para América Latina. El problema es que esto, viene con una demanda de inversión pública. Y en la región eso, obviamente, no es un tema fácil, las economías de esos países están más debilitadas después de la pandemia. Las consecuencias de la extensa primera ola aún no terminan. Además, la población debería evitar los espacios donde se producen los contagios masivos, donde hay muchas personas con poco volumen de aire.
¿Qué opina de que, a pesar de todo, las escuelas en Europa se mantengan abiertas durante la segunda ola? ¿Deberían los gobiernos latinoamericanos tener esto en cuenta?
No tengo dudas de que existe transmisión en las escuelas, y la gran mayoría de estudios lo demuestran claramente. Los niños no se enferman mucho, pero sí se infectan y contagian a otros. El problema es que, si mantenemos las escuelas cerradas, los padres no pueden trabajar. Principalmente por esa razón Alemania decidió mantener en funcionamiento las escuelas y jardines de infancia. Es un compromiso que la política escogió y entiendo sus razones perfectamente. Pero no me atrevería a aconsejar a un gobierno qué debería hacer con las escuelas, porque es muy complejo.
En Sudamérica, por ejemplo, el verano está por empezar, y países como Ecuador o Perú han anunciado que las playas serán cerradas para evitar aglomeraciones. ¿Qué le parecen este tipo de medidas?
La cuestión es que estos países no tienen la estructura necesaria para garantizar un distanciamiento suficiente en esas áreas. Eso francamente depende mucho de cada país, y de qué infraestructura tiene. Las playas están al aire libre, pero hay algunas como Copacabana, donde no hay tanto espacio en verano. Quizás no habría que cerrarlas, sino lograr mantener cierta distancia. Seguro que la intención de esos países no fue molestar más a su gente. Probablemente sienten que tal vez no pueden garantizar la seguridad de la gente en la playa, y quieren, evidentemente, frenar así las cadenas de transmisión.
Hoy se anunció que la vacuna de Pfizer y de la firma alemana BioNTech es eficaz en un 90%, y que pronto podrá ser homologada. ¿Qué hace falta para que concluya esta fase?
Yo creo que la gran mayoría de las vacunas están actualmente en fase III, que son las fases que incluyen de 10 a 30 mil personas. Por supuesto que sería mejor si fuera eficaz en un 100%, pero ese 90% ya es muy bueno; es mejor que otras vacunas que ya tenemos. Ahora tenemos que completar estos estudios con más gente. Cuanta más gente, mejor, para tener un datos de eficacia más sólidos. También se debería seguir a esas personas para entender mejor la durabilidad de la protección. Creo que en un par de meses el proceso estará completo y, al mismo tiempo, las empresas estarán habilitando sus capacidades de producción. Lo que los gobiernos pueden hacer entretanto es pensar cómo se distribuirá la vacuna.
Precisamente, la Comisión de Vacunas de Alemania publicó este lunes que vacunará primero a ancianos, personas de riesgo y personal sanitario...
Exacto, pero tardamos mucho. Fue una lucha de muchos meses para llegar a esto. Es bueno tener este debate para que, justamente, la población, que no será vacunada primero, no se sienta olvidada. Eso sería un desastre, porque esas personas perderían la confianza en su sistema de salud, en su gobierno. Ahora es el momento, porque la vacuna está ad portas. Estas no serán quizás las vacunas perfectas, pero, en base de lo publicado hoy, tal vez sea una buena primera arma en esta lucha. Y tal vez en cinco años tengamos una vacuna mejor, con mayor protección.
El Dr. Jan Felix Drexler, virólogo y profesor de la prestigiosa Clínica Universitaria Charité de Berlín, es consejero científico de la Corporación Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ) y dirige delegaciones que ayudan a los gobiernos latinoamericanos en su lucha contra el nuevo coronavirus. Drexler tiene amplia experiencia profesional en América Latina, donde también llevó a cabo proyectos para combatir el zika.
Fuente: DW