Tal vez ya hayas leído mucho acerca de la gente tóxica. Se trata personas que sistemáticamente perturban a quienes están a su alrededor. Así, impiden el bienestar de los demás.
Pero ¿qué pasa cuando empiezas a sospechar que tú mismo eres alguien tóxico?
Es lógico: si hay tantas personas tóxicas en el mundo, nosotros podemos ser una de ellas. Si empiezas a notar que quienes te rodean evitan tu compañía, o no discuten contigo porque te tienen miedo, puedes empezar a plantearte la posibilidad de que estés siendo tóxico.
El mayor problema de ser una persona tóxica es que no sólo se hace daño a los demás. También se sufre mucho. Nadie quiere ser tóxico a propósito, simplemente, es una consecuencia la forma de ser y de actuar, que podrás comenzar a cambiar en cuanto comiences a admitirlo.
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Por suerte, ser una persona tóxica no es sinónimo de estar infectado con un virus letal. Tiene que ver con ciertas actitudes que tomamos y que, decubriéndolas, es posible cambiarlas.
Para darte cuenta que estás siendo tóxico para los demás y para ti mismo, deberías prestar atención a los siguientes patrones.
1. Sientes envidia insana de los logros de los demás
Si eres incapaz de reconocer en los demás sus méritos y crees que todos tienen más suerte que tú, posiblemente te relacionas de manera tóxica.
No quiere decir que nunca puedas sentir lo que llamamos “envidia sana”. Todos, de vez en cuando, vemos a alguien exitoso y sentimos ganas de estar en su lugar.
El problema es cuando no logras reconocer que los logros de los demás parten de su esfuerzo, y que para obtener resultados similares, debes esforzarte también.
Si todo el tiempo sientes que mereces más que los demás, que la vida le da “pan al que no tiene dientes” y que tus logros nunca son reconocidos, puede que tengas una actitud tóxica.
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2. Tomas las opiniones divergentes como algo personal
Cuando los demás opinan algo diferente a ti, sientes que es algo personal. Por eso, reaccionas de manera defensiva y hasta violenta.
Tomas la divergencia como una agresión, y reaccionas desvalorizando la opinión del otro, haciéndolo ver como inferior a ti.
Si notas que los demás nunca te dicen lo que piensan porque temen tus represalias, empieza a pensar que estás siendo tóxico.
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3. Sientes que siempre eres víctima
La razón por la cual las personas tóxicas sufren tanto es porque sienten que el mundo está contra ellos. En realidad, esto es consecuencia de no poder asumir la propia responsabilidad sobre las cosas.
Por eso, permanentemente tienen la sensación de que todo a su alrededor está en su contra. Si habitualmente percibes que todo y todos te hacen daño, puede que seas una persona tóxica.
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Como decíamos es posible cambiar estas actitudes, por eso es fundamental detectarlas. El autoconocimiento y la autocrítica son fundamentales.
Prueba hablar con tus personas más queridas, para que francamente te digan si ven estas u otras actitudes tóxicas en ti. Llegado al caso, puedes buscar ayuda profesional si no crees que eres capaz de cambiar por ti mismo.
Advertencia: La Bioguía no reemplaza a la consulta con profesionales de la salud física ni mental ni pretende realizar ningún diagnóstico. El propósito de estos artículos es brindar herramientas a las personas para su crecimiento personal.