Linfoma es el nombre que se da a un grupo de tipos de cáncer de sangre que comienzan en el sistema linfático. Los dos tipos principales de linfoma son el Hodkingn y el No Hodking (el 90% de los casos de linfoma son de este tipo).
A pesar de que tiene mucha incidencia, es una enfermedad poco conocida. Pero es la tercer causa de muerte por cáncer en niños, la quinta en los adultos y el primer cáncer de incidencia en jóvenes.
Es cierto que el cáncer es una enfermedad complicada y devastadora, pero no deja de ser una enfermedad más; y como tal se puede tratar y en muchísimos casos, curar.
La particularidad es que las posibilidades de sobrevivencia al cáncer son increíblemente superiores cuanto antes se detecte la enfermedad. Por eso, tener información y obtener un diagnóstico temprano es fundamental.
El sistema inmunitario y el linfoma
El sistema inmunitario defiende al cuerpo de las infecciones. La médula y los linfocitos (un de glóbulos blancos) forman parte de este sistema.
Los ganglios son acumulaciones de linfocitos, que se encuentran distribuidos por todo el cuerpo, especialmente en el cuello, las axilas, el pecho, el abdomen y la ingle.
El linfoma comienza cuando un linfocito se convierte en una célula maligna llamada linfoma. Luego, empiezan a aparecer otras células de linfoma, que se amontonan y forman masas de células malignas. Estas masas se agrupan en los ganglios y otras partes del cuerpo.
Por eso, los ganglios hinchados son un signo que puede estar asociado al linfoma.
Cuáles son las señales del linfoma
Principal señal de alarma
Como dijimos, uno de los primeros signos de la presencia de linfoma es tener ganglios inflamados, sin dolor. Las zonas más fáciles de detectar son el cuello, las axilas y la ingle.
Aunque hay otras razones por las que un ganglio se puede inflamar, ante una protuberancia extraña siempre se debe consultar un especialista.
Otros síntomas son:
- Fiebre, especialmente por la noche.
- Pérdida de peso inexplicable, y disminución del apetito.
- Tos, dificultad para respirar, falta de aire.
- Fatiga y cansancio inusuales y persistentes.
- Picazón en la piel de todo el cuerpo, sin causa aparente. También pueden aparecer sarpullidos.
- Sudoración nocturna y cambios de temperatura anormales.
- Inflamación de las amígdalas.
Ante estos síntomas, recurra a un especialista. El linfoma se diagnostica a través de distintos estudios y, como mencionamos antes, hay tratamientos para cada tipo. Lo importante es obtener un diagnóstico temprano y preciso.
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