Entre el 2014 y el 2016, más de 28.000 personas se infectaron ébola, en una epidemia de un mal que parecía controlado que dejó 11.000 muertos. Para marzo de 2016, en 84 países se habían reportado casos del  virus del zika, una enfermedad que fue descubierta en la década de 1940 pero que recién se expandió significativamente a finales del 2015. A nivel local, en los últimos años otras enfermedades, como el dengue o la gripe H1N1, se propagaron rápidamente como epidemias.

Dado el aumento de brotes masivos de enfermedades virales que se transmiten rápidamente (por el contacto directo o mediante vectores, como el mosquito), los expertos comenzaron a creer que algo en la forma en que vivimos nos estaba haciendo más propensos a enfermar.

Jimmy Whitworth, profesor de salud pública internacional del London School of Hygiene & Tropical Medicine, cree que muchos aspectos de la vida moderna que hoy llevamos aumentan los riesgos de epidemias, e incluso de una pandemia global. Éstas son las razones por las que cree que estamos en peligro. Si intentamos controlar estos factores podríamos estar haciendo algo no solo por nosotros mismos, sino por la humanidad.

1. Vivir hacinados

pandemia

Cada vez más personas vivimos en las ciudades: la ONU estima que el 66% del total de la población mundial vivirá en áreas urbanas en el 2050. Aunque en algunos aspectos eso puede parecer beneficioso, es peligroso para la salud pública, ya que el contacto constante entre las personas al comer, desplazarse, trabajar y manipular dinero multiplica por miles el riesgo de contagio, mucho más improbable en zonas rurales o de poca densidad poblacional.

2. Invadir los ecosistemas

invadir ecosistemas- enfermedades

A medida que la población crece, necesita más espacio en el que instalarse. Una consecuencia del crecimiento de la población es el hacinamiento en las ciudades, y otra, que las poblaciones se expandan a territorios antes inhabitados, destruyendo ecosistemas como los bosques y las selvas.

Cuando los humanos comenzamos a habitar y destruir ecosistemas, podemos alterarlos y hacer que organismos o animales que permanecían allí sin representar peligro tengan que buscar otros lugares en los que vivir y reproducirse. Por ejemplo, la fiebre de Lassa, transmitida por roedores, ocurre porque la gente vive en el bosque y lo destruye para la agricultura. 

3. El cambio climático

cambio climatico y enfermedades

Cada vez hay más evidencia de que el cambio climático está produciendo olas de calor, lluvias descontroladas e inundaciones. Ése es el ambiente ideal para la transmisión de enfermedades que se contagian mediante el agua contaminada, como el cólera, y para las transmitidas por mosquitos y otros insectos, como la malaria, el zika y el dengue.

La OMS calcula que entre el 2030 y el 2050 el cambio climático causará cerca de 250 mil muertes adicionales anuales por estrés por calor, malnutrición y expansión de enfermedades infecciosas.

4. Viajar sin tomar precauciones

precauciones al viajar

Se conoce que los viajes, tanto entre zonas limítrofes como globales, son muchas veces la causa de que una enfermedad comience a expandirse.

Si bien no podemos dejar de viajar para impedir el contagio de enfermedades, es necesario tomar precauciones, como informarse de las epidemias que pudieran existir en la zona a la que viajaremos y de qué manera protegernos de ellas. También es importante ir al médico si nos sentimos mal en el extranjero y no esperar a volver a casa

David Heymann, cabeza del Centro para la Seguridad Sanitaria Global del centro de pensamiento Chatham House, destaca que no solo los humanos expanden enfermedades al viajar, sino también los insectos, la comida y los animales que se mueven entre países; por eso es fundamental respetar normas sencillas como las que impiden trasladar alimentos o plantas (que pueden ser hábitat de insectos) a través de las fronteras. 

5. Conflictos civiles y armados

conflictos y enfermedades

La historia demuestra que la guerra y las epidemias siempre han estado ligadas. En medio de conflictos armados y civiles, los países se paralizan y no pueden responder rápidamente a la aparición de una enfermedad. Un ejemplo fue la epidemia de Ébola del 2014, que tuvo su epicentro en Sierra Leona, Guinea y Liberia. En los tres países, conflictos civiles habían deteriorado previamente sus economías y sistemas de salud.   

6. Médicos mal distribuidos

medicos y epidemias

Muchas personas deciden estudiar medicina o enfermería, pero pocos son los que eligen instalarse en las zonas en las cuales faltan médicos y el sistema de salud no da a basto. La mala distribución del personal sanitario, que muchas veces se concentra en las ciudades en las cuales existen mejores posibilidades laborales, es uno de los grandes dramas de la salud pública internacional.