Hay muchas maneras de cuidar la piel, especialmente del rostro. Desde cremas y ungüentos hasta dietas especiales. Lógicamente, cuidarse, comer saludable, hacer ejercicio y estar bien hidratado son cuestiones fundamentales.
Pero hay algunos malos hábitos que son enemigos de todos estos cuidados, y hacen que tu piel y tu rostro luzcan más avejentados. Lo pero es que, como son hábitos muy comunes, es difícil que te des cuenta si alguien no te lo dice.
Estas son las cuestiones que deberías revisar en tu cotidianidad si quieres que tu piel luzca maravillosa:
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1. Elección de la almohada
Si la almohada en la que duermes es demasiado alta, interrumpes el flujo sanguíneo normal en cuello y cabeza. Eso, entre otros contratiempos, puede generar arrugas en tu piel. El cuello, a la hora de dormir, debería quedar siempre recto.
Además, deberías tener en cuenta que las fundas de algodón pueden no ser las mejores para la piel de tu rostro, especialmente si eres inquieto en la cama. Es que el roce constante con este tipo de tela puede dañar la piel.
Mejor elegir fundas de seda o raso que provocan menos fricción.
2. Posición al dormir
Si duermes boca abajo, tu cabeza estará doblada hacia un lado. Esto provoca tensión en los músculos del cuello, y empeora el flujo sanguíneo hacia la cabeza. Esto puede generar arrugas, como así también bolsas en los ojos e hinchazón.
La mejor elección es dormir de lado o de espaldas.
3. Comer de un solo lado
Si tienes la costumbre de masticar siempre del mismo lado, generas una asimetría en el rostro. Mientras que uno de los lados se pone más débil y flácido, el otro estará siempre tonificado.
Esta diferencia, además de no ser estética, tampoco es buena para tu salud bucal.
4. No usar lentes de sol
Asumimos que te cuidas del sol usando protector siempre que te vas a exponer a él, puesto que es algo indispensable para que tu rostro luzca joven y para evitar enfermedades.
Pero, ¿También tienes la costumbre de usar lentes de sol? Si no es así, puedes estar dañando tu piel.
Recuerda que la piel alrededor de los ojos es súper sensible, y por ello es mucho más susceptible de dañarse o arrugarse. No sólo a causa del efecto directo del sol, sino también por la fuerzas que haces tú cuando tienes el sol en la cara.
Siempre que salgas un día soleado lleva lentes oscuros, sin importar la época del año.
5. La forma de sujetar el móvil
Estamos todo el día mirando el teléfono móvil. No lo niegues porque es así. El problema no es ese (al menos, en lo relativo a la piel), sino la forma en el que lo vemos.
Por lo general, sujetamos el móvil de forma tal que la cabeza queda mirando para abajo. Esto puede provocar hinchazón, y flacidez y arrugas en la piel del cuello (el llamado “cuello de tortuga”).
Intenta subir el móvil, en lugar de bajar la cabeza de vez en cuando, para no estar todo el tiempo en la misma posición.
6. Mala expresión
Esos días en lo que estás triste, hostigado o de mal humor, tienes una mala expresión en el rostro. Cejas fruncidas, labios apretados, músculos faciales tensos.
Además de hacerte ver como alguien hostil, si sueles tener esta expresión en el rostro también provocarás que este luzca más avejentado y lleno de arrugas.
Trata de alivianar la expresión del rostro cuando sientas que lo estás contrayendo mucho, y verás que no sólo te ves mejor, sino que también te sientes mejor.
7. Hablar sin manos
Si hablas mucho por teléfono, puedes tener la costumbre de sostenerlo con el hombro contra la oreja.
Pero esta posición provoca la aparición de pliegues y arrugas en el cuello, además de no ser bueno para la mejilla, que puede quedar flácida.
Si usas mucho el móvil… ¡Usa el manos libres! Vamos, que hay tecnología de sobra para no tener que estar sosteniendo así el teléfono. En el peor de los casos, también tienes la opción de altavoz.
8. Temperatura de la ducha
Lo sabemos, nada como una buena ducha caliente para relajar el cuerpo y calmar los pensamientos.
Pero el agua demasiado caliente (especialmente en baños largos) no es bueno para tu piel. Provoca que esta se reseque, y por lo tanto se descame. Además, a largo plazo, se verá muy arruinada.
Por eso, mejor usar agua tibia para ducharte.
9. Uso de aire acondicionado
El aire acondicionado, además de refrescar, seca el ambiente. Esto es porque absorbe toda la humedad del aire.
Esto también reseca notablemente la piel, haciéndola más propensa a dañarse. Por eso, intenta limitar el uso del aire. Si no puedes evitarlo por completo, intenta humectar bien y a conciencia tu piel.
10. Apoyar la mano sobre el mentón
Esta costumbre, tan normal si estás leyendo o usando la computadora, no es buena para tu rostro. Es que la piel del rostro, con esta costumbre, se vuelve menos elástica y empieza a colgarse.
Así, aparecen arrugas prematuras.
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¿Imaginabas que todos estos hábitos comunes dañaban tu piel?