Las manos de Maltravieso están consideradas las pinturas más antiguas del mundo, datadas actualmente en 66.700 años. Estos datos se encuentran inmersos en el debate que suscitó el estudio publicado por la revista Science en 2018, y que argumenta que las manos fueron plasmadas por hombres, mujeres y niños en época neandertal.

Hay quien cuestiona el método del Uranio-Torio que fue utilizado para llevar a cabo la investigación internacional liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y por la Universidad de Southampton, en la que colaboraron arqueólogos españoles. Se argumenta que es muy fiable en grandes superficies pero no en pequeñas muestras o costras finas de granito de calcita. Encontrar polémicas de este tipo en el mundo científico es bastante habitual y no dejan indiferente a nadie.

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Este estudio atribuye, por primera vez y con datos concluyentes, la capacidad de tomar consciencia de su propia identidad al hombre de Neandertal. Por lo tanto, podemos deducir que, desde el punto de vista cognitivo y del pensamiento simbólico, los neandertales no eran tan diferentes de los seres humanos modernos.

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La cueva del arte rupestre

La Cueva de Maltravieso fue descubierta en 1951 durante la explotación de una cantera de cal por Telesforo Pérez (apodado “El Francés”), y por sus dos hijos mayores. Surgió de manera fortuita al efectuar una voladura de dinamita en la zona en la que trabajaban, abriendo una oquedad donde se encontraron restos humanos, útiles domésticos, y huesos de animales ya extintos en la región, como osos, hienas y rinocerontes.

Pese a dar aviso inmediato a las autoridades y a la importancia del hallazgo de la gruta, a Maltravieso no se le concedió protección ninguna. La cantera siguió en funcionamiento causando destrozos irreparables en la cueva y ocasionando la desaparición de una tercera parte, incluida la llamada Sala del Descubrimiento.

Víctima del abandono, fue utilizada como zona de juego y de descanso de los canteros. Hasta que Carlos Callejo, conservador del Museo de Cáceres, se interesó por la cueva en 1956 realizando numerosas incursiones. Por lo que se le atribuye el descubrimiento de las pinturas rupestres. Las más célebres son las huellas de manos sin meñique que tanto se han estudiado, pero en total se encuentran 71 representaciones de manos en negativo (con y sin meñique), varios paneles de series de puntos, triángulos, un semicírculo, así como pinturas y grabados de ciervos, bóvidos y cápridos.

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La cueva de Maltravieso adquirió mucho interés mediático gracias a su conjunto de arte paleolítico;

"Entrábamos en la cueva con mi padre, iluminados por una lámpara de carburo. Nos pedía que sujetáramos el papel traslúcido para copiar las pinturas. Iba repasando las manos pintadas en la pared con un rotulador. Luego, en casa, pasaba el borrador a un soporte de papel vegetal" cuenta Alfonso Callejo, hijo del descubridor.

Pocos creyeron en Carlos Callejo, que dedicó su vida a tratar que las pinturas fueran examinadas y puestas en valor. Su reconocimiento se postergó algunas décadas ya que la comunidad científica tardó tiempo en dar crédito a estos hallazgos.

No fue hasta los años noventa que se cerró el acceso indiscriminado a la cueva, evitando así el vandalismo y la pérdida del testimonio más antiguo de arte parietal de la humanidad.

¿Será la desconocida Cueva de Maltravieso la cuna del arte en el mundo?