La ONG World Animal Protection decidió llevar adelante una investigación que reveló cómo la aerolínea Turkish Airlines y sus transportadores de carga estaban posibilitando el comercio de mascotas exóticas, pese a haberse comprometido a combatir el tráfico de vida silvestre.
Millones de animales silvestres, incluidos los loros grises, están siendo arrancados de sus hábitats o criados en cautiverio para ser vendidos luego como mascotas exóticas. Esta es la verdad de una industria multimillonaria que crece día a día y que tiene consecuencias devastadoras en la vida silvestre del mundo entero.
¿Por qué tener animales silvestres como mascotas es un acto de crueldad?
Independientemente de que el comercio sea legal o ilegal, tener animales silvestres como mascotas es un acto cruel, pues el viaje que tienen que soportar es muy peligroso. Tortugas de tierra, serpientes y loros son cruelmente capturados y vendidos a traficantes que luego los colocan en cajas donde a duras penas pueden respirar o moverse. Como consecuencia, la mayoría acaba muriéndose por falta de aire, hambre o afectada por alguna enfermedad antes de haber alcanzado siquiera la nueva casa artificial en la que cumplirían la función de mascotas. ¿Qué sentido tiene entonces seguir robándolas de la naturaleza?
Y una vez en su nuevo hogar, por más que se quiera, no se puede reproducir ni el espacio ni la libertad que estos animales tenían en estado salvaje. A muchos se les mantiene en espacios infinitamente más pequeños del que disponían en sus hábitats naturales, además de que su nutrición no es la correcta, aunque sus dueños tengan la mejor intención de alimentarlos como se debe.
A pesar de que luego se los quiera devolver a su hábitat (si tienen la suerte de sobrevivir a la hora de ser transportados), muchos no logran adaptarse o incluso pierden sus habilidades de caza. Esto se debe a que una vez que el animal es capturado, se adapta al hombre, de modo que por más que sea devuelto a su lugar, si un cazador se acerca, lo aceptará como un par y caerá fácilmente en la trampa.
Por lo tanto, más allá de que le des todo tu amor, tener como mascota una vida silvestre significa:
- Robarla de la naturaleza, a donde pertenece.
- Alejarla de su familia y su hábitat natural (piensa si a ti te gustaría que te separaran violentamente de tu hogar y te obligaran a vivir solo en la jungla rodeado de animales o en un sitio que no te corresponde).
- Someterla a estrés.
- Sacarle su libertad y volverla dependiente.
- Quitarle la posibilidad de desarrollar sus conductas normales.
- Poner en riesgo su vida.
La investigación de World Animal Protection reveló que:
- Por lo menos tres de cada cuatro de todas las serpientes, lagartijas, tortugas terrestres y tortugas marinas que se usan como mascotas mueren al cabo de un año de estar en alguna casa.
- Tres de cada cuatro loros que se capturan en México para ser vendidos como mascotas mueren antes de llegar a un comprador.
- Casi un tercio de todos los animales silvestres mueren durante el transporte
Latinoamérica tiene su lugar en esta historia
Latinoamérica no se queda afuera de esta realidad. Argentina, por ejemplo, no solo es considerada una “zona roja” para el traslado de vida silvestre traficada ilegalmente, sino también para la captación de las especies en sí.
A pesar de la existencia de leyes nacionales de conservación de la fauna, en muchos países no se observa una real preocupación sobre esta problemática. Tal es así, que en algunos casos no existen diagnósticos ni estadísticas oficiales sobre las zonas de extracción, tránsito y comercialización, así como tampoco un plan para revertir la situación.
Muchos de los casos de comercio ilegal ocurren entre Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Chile debido al poco control fronterizo en ciertos casos. Allí, los animales son traficados para luego enviarlos a España, Italia y países de Medio Oriente.
Algunas de las especies más procuradas son el cardenal común y el amarillo, tucán, loro hablador, reptiles, tortugas, monos, felinos, ciervos y mamíferos marinos, entre otros.
La realidad indica que hay muchísimo trabajo por delante debido a la escasa estrategia e intervención de algunos países latinoamericanos para resolver esta triste situación.
Cassandra Koenen, Directora Global de Mascotas Exóticas en Protección Animal Mundial señala: "El comercio ilegal de animales silvestres como mascotas exóticas está adquiriendo proporciones industriales, con consecuencias devastadoras. Y lo que es peor, los elementos ilegales e ilícitos de este tráfico a menudo encuentran apoyo en la corrupción de los gobiernos y en una inadecuada aplicación de la ley".
“Los animales sufren en cada una de las etapas del viaje que ha de llevarlos a la casa de alguna persona: desde la captura y la manipulación hasta el transporte, la retención, la reproducción, la venta y la vida que han de pasar luego en cautiverio en esa casa", agrega.
La mayoría de la gente compra mascotas exóticas porque adora a los animales, pero cualquier animal silvestre que se comercie como mascota exótica está destinado a sufrir terriblemente.
Algunas estadísticas alarmantes
- USD 30-42.8 mil millones es el valor anual del comercio de vida silvestre, de la que una parte significativa son animales silvestres vivos comercializados como mascotas.
- El 35% de las enfermedades zoonóticas en humanos son conocidas por tener una relación con mascotas exóticas.
- El comercio de vida silvestre es el delito más lucrativo en el mundo, después del tráfico de drogas y armas, y la trata de personas.
Por todo ello, Protección Animal Mundial pide encarecidamente a la gente que no compre, que no tenga y que no críe animales silvestres para tenerlos como mascotas. Una vida en cautiverio no se compara en nada con una vida en libertad. Los animales silvestres no son mascotas. Su lugar está en la selva.