El lado oscuro de los filtros virales: ¿A qué costo ambiental estamos jugando?. En la era digital, las tendencias virales en redes sociales capturan la atención de millones. Sin embargo, detrás de la diversión y la creatividad, emergen preocupaciones ambientales que pocos consideran.

Un ejemplo reciente es el popular filtro que transforma fotografías al estilo del Studio Ghibli. Aunque su uso se disparó, expertos advierten sobre su significativo impacto ecológico.​

Cada vez que aplicamos este tipo de filtros basados en inteligencia artificial (IA), se requiere una cantidad considerable de energía. Según Joaquín Rodríguez Álvarez, especialista en IA, generar una sola imagen con este filtro puede consumir tanta energía como la que utiliza un hogar europeo en un día. Este consumo se debe a la necesidad de potentes servidores y centros de datos, cuya operación y refrigeración demandan altos niveles de electricidad y agua. ​

También te puede interesar: Life Seguros en Bioferia 2025: compromiso con el cuidado, la conciencia y la regeneración ambiental

Este fenómeno pone de manifiesto la necesidad de equilibrar el avance tecnológico con la sostenibilidad. (Foto: Pinterest)

Herramientas que consumen recursos

1. Filtros de imágenes basados en IA: como los que transforman fotos al estilo de anime, arte digital, envejecimiento, etc. Ejemplo: Lensa AI, FaceApp, Fotor AI: cada imagen procesada puede requerir cientos de operaciones en servidores, lo que implica un consumo energético alto.

2. Plataformas de streaming como Netflix, YouTube, Twitch. Almacenan y distribuyen grandes volúmenes de datos de forma constante. Se estima que una hora de streaming en HD emite tanto CO₂ como hervir una tetera eléctrica tres veces.

3. Motores de búsqueda como Google, Bing: cada búsqueda realiza consultas en múltiples centros de datos. Google procesa más de 8 mil millones de búsquedas al día, generando un gasto energético considerable.

4. Asistentes virtuales y traductores como Siri, Alexa, Google Translate: funcionan con procesamiento en la nube y modelos de lenguaje. Su uso constante genera un gasto de energía nada despreciable.

5. Criptomonedas como Bitcoin, Ethereum (aunque ha mejorado con la transición a proof-of-stake). El minado y validación de transacciones requieren hardware potente y gran consumo eléctrico. Algunas redes usan más energía que países enteros.

6. Videojuegos en la nube y realidad virtual como NVIDIA GeForce Now, PlayStation Now, Oculus VR. Requieren procesamiento remoto + conexión constante + hardware potente. La huella ecológica es alta por el mantenimiento de estos sistemas.

Mientras disfrutamos de las innovaciones digitales, es crucial ser conscientes de su huella ambiental y buscar alternativas más ecológicas en nuestro uso diario de la tecnología.​
Diario AS