Las crisis hídricas en América Latina están impactando cada vez más a comunidades enteras. Olas de calor, períodos prolongados de sequía y la devastación de inundaciones se han vuelto una constante que afecta tanto a poblaciones rurales como urbanas. Los países de la región están siendo sacudidos por desastres climáticos que obligan a miles de personas a evacuar sus hogares y dejan a muchas más sin acceso a agua potable. En este contexto, un grupo de jóvenes argentinos ha desarrollado una serie de proyectos que buscan mitigar estos fenómenos, y su trabajo fue reconocido recientemente por la NASA en una competencia internacional centrada en el cambio climático y la seguridad hídrica.

El equipo, compuesto por Alfonso Aguilera, Iván Barbero y María Azul Schvartzman, presentó un proyecto innovador basado en imágenes satelitales e inteligencia artificial para analizar el uso del suelo y su relación con el acceso al agua potable. Su propuesta busca no solo entender los riesgos actuales, sino predecir crisis futuras con el objetivo de mitigar sus efectos. Esta herramienta promete revolucionar la forma en que se gestiona un recurso vital como el agua, sobre todo en zonas vulnerables que carecen de infraestructuras adecuadas.

Un proyecto que cruza fronteras: Argentina y Uruguay como estudios de caso

El equipo tomó como base la crisis hídrica que afectó a la cuenca del Río Santa Lucía en Uruguay durante 2023, la peor sequía en 74 años. La cuenca, que abastece de agua a Montevideo y otras ciudades, sufrió una bajante histórica. El impacto fue tan severo que las autoridades se vieron forzadas a importar agua embotellada para distribuirla entre la población, especialmente en los sectores más vulnerables. Aunque Uruguay se asienta sobre una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, la combinación de factores como la sobreexplotación agrícola y la falta de infraestructura exacerbó la situación. Las pérdidas económicas superaron los 1.880 millones de dólares y 1,7 millones de personas se vieron afectadas.

Alfonso Aguilera, programador y desarrollador social, explica que la elección de Uruguay no fue casual. "El caso de la cuenca del Río Santa Lucía fue relevante porque se trata de una crisis hídrica muy reciente, y además es representativa de problemas que también enfrentan otras grandes ciudades de América Latina", señala Aguilera. Su equipo ha utilizado imágenes satelitales de la región para estudiar los cambios en el uso del suelo y analizar cómo la urbanización desmedida y el mal manejo de los recursos naturales han afectado el acceso al agua potable.

El potencial de la inteligencia artificial para prever catástrofes

El proyecto de los jóvenes argentinos utiliza herramientas avanzadas de inteligencia artificial para crear un modelo teórico que pueda identificar riesgos hídricos futuros. Esta innovación se basa en datos satelitales proporcionados por Google Earth Engine, el satélite Landsat 8 de la NASA y el Modelo Digital de Elevación del Shuttle Radar Topography Mission. La combinación de estas fuentes les permite delinear con precisión las cuencas hídricas y evaluar el impacto de las actividades humanas sobre ellas, ya sea por la expansión urbana o por actividades extractivas como la minería o el petróleo, que demandan enormes cantidades de agua.

"El modelo es teórico, pero nuestra meta es llevarlo a la práctica", comenta Aguilera. Para ello, el equipo está buscando financiamiento internacional que les permita escalar el proyecto y adaptarlo a otras ciudades y países con problemas similares. El uso de esta tecnología podría ser crucial para ayudar a mitigar los efectos de la crisis climática y garantizar que las futuras generaciones no enfrenten una escasez irreversible de agua potable.

La inteligencia artificial y la agricultura sostenible

Además de su aplicación en la gestión hídrica, Aguilera y su equipo ven un gran potencial en la implementación de esta herramienta en la agricultura. Los mapas generados por inteligencia artificial no solo pueden ayudar a evaluar la disponibilidad de agua, sino también a optimizar el uso de los suelos y los recursos hídricos en las explotaciones agrícolas. Esta tecnología puede contribuir a un manejo más eficiente de los cultivos, reducir el desperdicio de agua y, en última instancia, beneficiar a las comunidades locales mediante una producción más sostenible.

Según el equipo, su enfoque puede resultar muy valioso para empresas del sector agrícola, ya que les permitiría ajustar sus prácticas productivas de acuerdo a la disponibilidad real de agua, evitando el agotamiento de las fuentes y reduciendo el impacto ambiental. "La relación entre tecnología y medioambiente es clave", señala Aguilera. "Con imágenes satelitales podemos lograr una agricultura más eficiente y menos dañina, lo que a la larga tiene un impacto positivo en la vida de las personas".

Fuente: thefoodtech.com

Reconocimiento internacional y el camino hacia el futuro

La NASA distinguió a este proyecto argentino con una mención honorífica en el concurso Pale Blue Dot Visualization, que contó con la participación de más de 1.500 propuestas de todo el mundo. Los criterios de selección se centraron en la creatividad y la viabilidad de los proyectos para hacer frente a desafíos globales como el cambio climático y la inseguridad hídrica.

La herramienta desarrollada por Aguilera, Barbero y Schvartzman tiene el potencial de transformar la gestión de los recursos hídricos. No solo proporciona un sistema de monitoreo constante del acceso y la calidad del agua en áreas urbanas, sino que también permite a los gobiernos tomar decisiones basadas en datos precisos. De implementarse a gran escala, podría facilitar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, específicamente el ODS 6, que aboga por garantizar el acceso al agua limpia y saneamiento para todos.

Un proyecto con impacto global

Si bien el proyecto se encuentra aún en su fase inicial, el equipo tiene ambiciones globales. "Este es solo el comienzo", afirma Aguilera. "Queremos desarrollar un piloto que demuestre la efectividad de la herramienta y luego replicarlo en otras regiones que enfrentan problemas similares". La intención es que, con el tiempo, la tecnología pueda adaptarse a las particularidades de cada cuenca hídrica, incluyendo factores como la deforestación, la expansión urbana y las actividades industriales.

El impacto de este tipo de herramientas no se limita a América Latina. Con el calentamiento global afectando los patrones climáticos en todo el mundo, el acceso al agua potable se está convirtiendo en un problema cada vez más urgente. Proyectos como este, que combinan la tecnología satelital con inteligencia artificial, podrían ser la clave para prevenir futuras crisis hídricas y asegurar que las comunidades vulnerables estén mejor preparadas para enfrentarlas.

En un planeta que enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, soluciones como las que proponen estos jóvenes argentinos son una luz de esperanza. Al combinar ciencia, tecnología y un enfoque pragmático, están demostrando que es posible mitigar los riesgos climáticos y asegurar un futuro más sostenible para todos.

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