Así como sucede con todas las modas, una vez que se extiende pareciera que ya nadie se pregunta el por qué. Éste es el caso también de los tejidos que decoran bolsos, chaquetas y otras prendas de vestir que se venden como de última tendencia.
Pero éstos no son cualquier tejido. Por ejemplo, hace poco hemos conocido que detrás de la colección del diseñador francés Christian Louboutin, había alrededor de 100 artesanas mayas que recibían una paga muy baja a cambio de sus tejidos que luego se vendían a altos valores en el mercado.
Para algunas personas, esto puede ser visto como el intento de "recuperar" la cultura de estas comunidades originarias, trayéndolas a primer plano. Sin embargo, este año el Movimiento Nacional de Tejedoras Mayas presentó en el Congreso de Guatemala un proyecto de ley para que se reconozca su propiedad intelectual respecto de sus creaciones textiles, que datan de una larga historia.
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Lo innovador en este caso, además, es que las tejedoras presentaron la propuesta de que la ley de propiedad intelectual sea ampliada para reconocer que ésta, en este caso, no es individual, sino colectiva: le corresponde a los pueblos originarios mayas; una de las civilizaciones
que más se destacó en América por su amplio desarrollo del arte, la escritura, la arquitectura, la matemática, la astronomía y la ecología.
Gracias a este impulso, el Movimiento de Tejedoras Mayas (que agrupa a alrededor de 30 organizaciones de 18 comunidades lingüísticas en Guatemala, y que está liderada por la Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepéquez- Afedes- ) abrió un debate en todo el país.
Ellas denunciaron que su arte textil, que está vinculado a su cosmovisión y que data de muchos años atrás, está siendo robado y ésta es una forma más de despojo, así como sucede, por ejemplo, con sus tierras. Por eso, proteger los saberes textiles es para ellas fundamental en la determinación de su autonomía.
“No se trata únicamente de un pedazo de tela que se elabora a mano, porque nuestros tejidos se hacen con base en la cosmovisión, ideología e historia de los pueblos”, señaló una de las tejedoras.
Ellas señalan que sus saberes ancestrales están siendo saqueados. Las tejedoras son explotadas, reciben sueldos bajos, deben sufrir situaciones de violencia y discriminación; y, por otra parte, algunas de sus creaciones, como los güipiles (camisa o túnica amplia de algodón, adornada con bordados) se están fabricando industrialmente y eso podría poner en riesgo los conocimientos originarios que están detrás de cada una de sus prendas.
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La iniciativa de ley ( N. 5247) fue presentada presentada en febrero de 2017; formalmente aceptada, tiene el apoyo de más de 16 diputados, pero debe pasar al pleno del Congreso. Lo que proponen es realizar modificaciones a: la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos, y a la Ley de Propiedad Industrial. Por un lado, para que se reconozca la propiedad intelectual colectiva, dando lugar a las comunidades originarias a manejar su propio patrimonio; y, por otro, para pedir el reconocimiento de los pueblos indígenas como autores intelectuales; lo cual implica posicionarse de otra manera respecto de las corporaciones que se benefician de sus tejidos y, además, considerar (y reconocer) a dichos pueblos como un actor.
Recientemente, en reunión de Jefes de Bloque del Congreso de la República, fue aprobado conocer la iniciativa en primera lectura el pasado 24 de agosto de 2017.
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