Al viajar y recorrer los paisajes más asombrosos del mundo, muchas personas van en busca de experiencias que nunca antes hayan vivido. Pero en esa búsqueda, muchas veces no reparan en las consecuencias que puede implicar aquello que se presenta, a primera vista, como el espectáculo más “natural”.

Esto sucede con el nado con delfines que, en algunos sitios turísticos, se propone como actividad recreativa y, sin duda, como una de las experiencias que a todos les gustaría vivenciar.

Hawaii es uno de los lugares más populares donde los viajantes pueden escoger, dentro de las excursiones, actividades y recorridas, nadar con delfines. Pero esto tiene un costo muy alto para estos asombrosos animales.

Por ejemplo, los delfines pico largo (Stenella longirostris) son una especie nocturna de la zona que, como señalan numerosos biólogos marinos, con el acercamiento de los turistas durante el día, modifican sus hábitos generándoles un estrés innecesario que se teme que pueda incidir sobre su reproducción y conservación. De hecho, según la Comisión de Mamíferos Marítimos de EEUU, los delfines que viven en las aguas de Hawaii realizan menos saltos y están menos activos.

Por eso, según ha anunciado el Servicio Nacional de Pesca Marina de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), estará prohibido acercarse a los delfines a una distancia inferior a 46 metros. Es decir, ya no podrán interactuar o nadar con ellos.

Esto se aplicaría a 3 kilómetros de la costa de las islas hawaianas, más un área entre las islas Lanai, Maui y Kahoolawe.

Aunque la medida, de reglamentarse finalmente, tendrá un fuerte impacto en el negocio turístico; es un límite responsable y necesario que implica priorizar la conservación y bienestar de estos animales tan preciados. Porque de no cuidarlos, ya no estarían para asombrarnos con su nacimiento, su nado y su vida en el agua.