Con espejos, cristales de colores, metales cromados, vidrios y piedras preciosas, la artista holandesa Suzan Drummen crea extensas composiciones caleidoscópicas con un brillo personal.
Aunque parezca increíble, debido a la precisión que caracteriza su obra, esta artista logra crear gigantes mandalas geométricos con tan solo mirar el espacio disponible, es decir, no se basa en ningún boceto previo planificado.
En las instalaciones, Susan juega con las formas arquitectónicas de cada espacio. Los círculos y espirales que forma se extienden hasta las paredes, sujetos por pequeños alfileres. Por el contrario, en el suelo los objetos permanecen sueltos creando un espectáculo de color en el recorrido de los visitantes.
La composición juega con la luz, el color y el recorrido visual para generar una experiencia sensorial muy atractiva. Si la obra se observa desde una distancia lejana, parece ordenada y definida, pero al acercarse altera la percepción visual y sensorial del espacio. Incluso puede llegar a confundir o marear al espectador debido a los abundantes detalles que presenta, desafiando su realidad.
Sus obras son el resultado de una paciencia y precisión admirables. El proceso de selección y disposición de los elementos es lento y por lo general participa un equipo de 6 a 10 personas.
La artista se caracteriza por experimentar con distintas técnicas como la pintura y fotografía hasta llegar a las instalaciones en espacios públicos. Ha expuesto sus creaciones en galerías interiores y exteriores de Hong Kong, Amsterdam, La Haya, Chicago, y Zurich, entre otros lugares.