Algunas personas quieren a sus mascotas como a sus hijos, amigos o hermanos. Matt Vargas e convirtió en una de esas personas cuando el pasado 8 de septiembre decidió quedarse en Miami y aguantar el paso del huracán Irma, según informa The Independent.
Todo sucedió porque no lo dejaron subir a su perrita Mika en el avión.Matt, como muchas otras personas, compró un pasaje de avión para alejare lo más posible de esta violenta tormenta. Lo que sucede es que no pudo conseguir una jaula para su perrita, un requisito obligatorio si para que las mascotas puedan abordar en la zona de carga.
Este no es un caso aislado, sino que en cada huracán sucede algo similar: las jaulas transportadoras se agotan, y muchas personas de ven ante la desesperante situación de no conseguir una para evacuar a sus mascotas con ellos.
Matt dice haber preguntado en al menos 10 tiendas veterinarias pero todas estaban agotadas, sin duda por el repentino aumento en la demanda, así que Matt decidió volver a su casa en el área de Kendall de Miami antes que abandonar a su mascota. “Hice cola por una hora y no tengo una jaula para mascotas, y no me dejan subir sin una. Así que tendré que aguantar la tormenta”.
El antecedente de Katrina
En 2005, alrededor de 100.000 personas se negaron a dejar sus hogares en Nueva Orleans cuando Katrina pasó por la ciudad. Se calcula que alrededor del 44% de esas personas lo hicieron porque no querían dejar atrás sus mascotas.
No se han tenido más noticias del Matt o de su perrita, pero esperamos que estén bien y que todo haya resultado bien para ellos.