Seguramente alguna vez escuchaste hablar de la capa de ozono, que es una zona de una de las capas que forman la atmósfera y que es la que absorbe más del 90% de la radiación ultravioleta que podría producirnos cáncer de piel, cataratas en los ojos, y otros problemas físicos, además de afectar a los cultivos y el ambiente en general.
Cuando se descubrió que algunos productos químicos como los CFC (clorofluorocarbonos) que contienen los aerosoles, por ejemplo, afectaban el ozono de la atmósfera, se firmó el "Protocolo de Montreal" (a partir de la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono), se establecieron los límites y prohibiciones para el uso de estos productos.
Pero hay un producto químico que no se incluyó y que podría estar dañando la capa de ozono sin que nadie lo regule.
Esto fue señalado en un estudio publicado en la revista Nature. Según anunciaron los científicos se trataría del diclorometano o cloruro de metileno (CH2CL2), un líquido incoloro artificial que se usa en la eliminación de pintura, la limpieza de componentes electrónicos, pesticidas, aerosol, etc.
Y esto es más peligroso de lo que se cree. Porque si no se regula, según estimaciones, la recuperación de más de 4 millones de kilómetros que se había estimado en estudios anteriores, podría retrasarse 5 años. Esto quiere decir que el agujero de ozono quedaría "cerrado" 30 años más tarde de lo revisto.
¿Qué es el agujero de la capa de ozono?
Se llama así a la reducción importante de la concentración de ozono y al adelgazamiento de la capa que fue registrado, por primera vez, sobre la Antártida en 1984. Más tarde también se observó, aunque en menor magnitud, en el Ártico.
Esto se produce sobre todo por efecto de los CFC que mencionamos (compuestos clorofluorocarbonados) y los Halones (compuestos bromoflourocarbonados); y se acentúa por la presencia de una masa de aire aislada que permanece durante todo el invierno polar en el hemisferio sur.
Como consecuencias, aumenta la radiación ultravioleta que llega a la Tierra, potencialmente cancerígena y con un posible efecto de reducción de las defensas en el organismo.
“Usando simulaciones de modelos atmosféricos, mostramos que, aunque en la actualidad es modesto, el impacto del diclorometano sobre el ozono ha aumentado notablemente en los últimos años, si estos aumentos continúan en el futuro, el retorno del ozono antártico a los niveles anteriores a 1980 podría demorarse sustancialmente. Por consiguiente, el crecimiento sostenido del diclorometano compensaría algunos de los logros alcanzados por el Protocolo de Montreal, lo que retardaría aún más la recuperación de la capa de ozono de la Tierra”, señala el estudio.
Además, también resaltaron el aumento considerable de esta sustancia a partir del 2000. “No está claro qué es lo que está impulsando este crecimiento, pero podría estar relacionado con un mayor uso de este producto químico como disolvente en lugar de otros productos químicos de larga vida (por ejemplo, CFCs y HCFCs) que han sido eliminados del mercado”, explica el profesor Ryan Hossaini, que coordinó el estudio.
Necesitamos regularlo, entonces, para que todo el esfuerzo valga la pena y podamos "cerrar" el agujero de la capa que más nos protege.