Un importante grupo de psicólogos ha publico lo que, según sus investigaciones, es el truco más efectivo para detectar que alguien te está mintiendo. Han revelado sus deducciones en una importante revista de psicología.

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Psicólogos de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido

Estos investigadores exploraron el mecanismo de la mentira. Para ello, se tiene en cuenta lo siguiente: quien miente, es consciente de su falacia. De hecho, se necesita una dosis de inteligencia para ser un buen mentiroso.

De lo anterior, los psicólogos dedujeron lo siguiente: el cerebro debe usar neuronas para mentir. Las mentiras jamás son espontáneas, por lo que la mente ocupa parte de su energía en elaborarlas, lo cual resta habilidad para otros procesos cognitivos.

Decir la verdad es menos complejo para el cerebro. Una verdad es una réplica de la realidad, la mentira es una elaboración que exige creatividad. Dicho de otra manera: se necesita de más inteligencia para decir mentiras que para expresar lo verdadero.

Una investigación publicada en el International Journal of Psychology & Behavior Analysis

Lo interesante es que extrajeron conclusiones sobre “cómo descubrir una mentira” realizando un experimento. Todo este trabajo está detallado en el artículo publicado en el International Journal of Psychology & Behavior Analysis.

- Se reunió a 164 personas. A todas, se les preguntó su opinión sobre temas heterogéneos: COVID, inmigrantes, BREXIT y otros asuntos referentes al Reino Unido.

- Hubo una dosis de imaginación: se dijo que ganarían un premio en efectivo si convencían a los investigadores cuando decían mentiras.

- Pero, había algo adicional: se pidió a las 164 personas que recordasen un número de matrícula al tiempo que se dedicaban a mentir.

- Es decir, el cerebro debía hacer dos cosas a la vez: inventar una mentira y recordar los dígitos de la matrícula.

¿Cuáles fueron los resultados de este experimento? Pues, era más evidente que la gente decía mentiras cuando debía hacer otra actividad. A la mente le cuesta hacer esa doble labor y la concentración necesaria para mentir se diluye.

Fuente: Adobe Stock

Conclusión: “hay que pedir que el mentiroso haga una segunda tarea”

La introducción de tareas secundarias es la clave. Cuando se sospecha que alguien está mintiendo, hay que pedirle que haga otra cosa. De esa manera, el proceso de invención se complica y la mentira no cuadra, o demora en elaborarse.

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¿Qué pasa cuando un mentiros debe hacer una tarea secundaria? Suelen pasar dos cosas: 1) el embuste es menos elaborado y menos creíble; 2) el mentiroso empieza a titubear. ¿Resultado? Se puede inferir que está inventando en vez de declarar una verdad.

Fuente:

El Confidencial