Cuando nacemos y comenzamos a crecer aprendemos de mucho más que de las palabras que nos dicen. El mundo (y nosotros como parte inseparable de él) aparece como un terreno para ser explorado por los sentidos. Y todo en él, incluso las personas, es objeto de observación. Qué hacen, qué dicen, cómo se comportan nuestros adultos espejo, es decir, quienes nos crían y se vuelven nuestro modelo, sin duda influyen en cómo seremos después. 

Lo mismo sucede con el amor. La relación de amor (o desamor) de quienes nos criaron, e incluso la relación de ellos con nosotros funcionan como un esquema. Es posible que eso que vemos, que sentimos (o que sufrimos, también) se vuelva de forma inconsciente nuestra manera de entender el amor. 

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Por eso, es muy común que en algún momento de la vida te haya pasado de ver que tu pareja tenía algunas cosas parecidas a tus padres, o que eso mismo pasaba con un amigo y para ti era súper evidente. 

¿Cuánto se parece a tus padres tu pareja? 

Piensa por un momento en tu relación y marca cuántas de estas cosas te ocurren con frecuencia: 

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Si has podido marcar 8 o más, seguramente haya algún patrón en la relación de amor con sus padres que se está repitiendo en tu pareja. Esto no quiere decir que tu novio/a sea físicamente igual a alguno de tus padres, sino que la manera en que aprendiste que era el amor es posiblemente la misma que ahora repites inconscientemente o buscas en una relación.

Claro que para cada persona particular esto será diferente, porque cada persona lo vive de una manera distinta. Pero si notas alguna de estas cosas con frecuencia sería bueno que puedas darte un espacio para poder dialogar y deconstruir tus formas de amor, si crees que algo de ellas te molestan o te hacen daño.

Recuerda siempre que tu crianza siempre marca de una forma u otra tu vida, pero luego está en ti la posibilidad de crear lo que realmente deseas. Y eso, solo lo harás a través de una cosa muy importante: cuestionarte lo que tomas como "normal", aún en el amor.