Muchos de nosotros hemos escuchado el viejo dicho de que todas las células del cuerpo cambian en un período de siete años. Esto se refiere a los cambios emocionales, físicos y mentales que parecen ocurrir en intervalos aproximados de siete años. Por supuesto no hay límites fijos en lo que uno puede lograr en cuanto a madurez en cualquier período de nuestra vida.
Saber que lo que te pasa a una cierta edad no te pasa solo a ti sino que los seres que te rodean tienen vivencias similares te unifica biológicamente, y sentirte parte de algo mayor muchas veces ayuda a aplacar ansiedades o miedos.
¿Te sientes diferente a la persona que eras hace algunos años?Conoce qué energía estás transitando y cómo impacta en tu vida.
Los septenios son períodos de tiempo que organizan y definen las distintas etapas de la vida humana.
Si sabes de qué se trata cada etapa y te propones vivirla a full, podrás disfrutar más plenamente del presente sin tanta añoranza de lo que pudo haber sido ni tanta ansiedad por lo que vendrá.
21 a 28 años
Es una fase en la que definimos nuestra posición en el mundo; el hecho de ser uno mismo, tener un centro individual para expresar, irradiar, exponer, exhibir, crear, estimular y ponerle pasión a las cosas.
Al comienzo de esta etapa estás recién encontrando tu lugar en el mundo. Legalmente, ya eres mayor de edad y la sociedad empieza a presionar y a esperar más cosas de vos: que tengas un trabajo estable, que encares una carrera universitaria o que tengas relaciones afectivas más duraderas. Esto hace que a veces las elecciones estén más guiadas por lo que pide el afuera y no tanto por lo que demanda tu verdadera vocación y tu individualidad.
La primera estructura -todavía ligada a tus padres y tu familia- se acerca a su plenitud. Por eso es muy común la polarización en esta etapa: o te inclinas por cumplir con los logros que la sociedad exige o tomas una postura más rebelde, en contra de los mandatos sociales. Pero a veces no estás lo suficientemente maduro como para que tomes decisiones personales o vocacionales definitivas para el resto de la vida.
28 a 35 años
Es el tiempo en el que nos lanzamos a la conquista del propio deseo. Sus funciones están asociadas a impulsar, desear, conquistar, arriesgar, ejecutar, fundar, proyectarse, ser autónomo y emprender.
Entre los 25 y los 30 años aproximadamente se da el famoso "retorno de Saturno", y es cuando este planeta de la estructuración y maduración cumple su primer ciclo. Energéticamente, comienza una fase más racional, en la que buscas volver a tu centro, y al mismo tiempo aunque suene paradójico, arrancar un nuevo ciclo, pero ya con cierta experiencia.
Hay un anhelo fuerte de ser tú mismo y llegas a un primer momento de auténtica madurez, que suele venir acompañado de cambios importantes o una crisis vital que te marca y te conecta con tu ser más profundo. Esta transformación se da lentamente y suele durar un par de años, de los que emerges renovado. La vida te pone a prueba para que te conectes con tu verdadero deseo. Por ejemplo, es probable que durante este septenio te formalices, te cases o te separes, sientas formar una familia, quieras cambiar de carrera o te vayas a vivir con tu pareja; todas situaciones para desligarte de los mandatos externos y encontrar tu propio camino. Es una fase donde expresarás lo más auténtico de ti.
35 a 42 años
Es momento para dar sentido a lo que eres. Sintetizar, dar dirección, comprender, confiar, expandir, dar sentido trascendente, orientar, fluir, guiar y entusiasmarte en tus actividades.
Entras en una fase que suelen llamarla "el tirón del alma". Algo empieza a llevarte hacia la fase que vendrá después; una repolarización profunda. Es una convocatoria a tu sabiduría interna. Más allá de lo que estés haciendo en el mundo hacia afuera, algo dentro tuyo está empezando a emerger y aunque todavía no sabes qué es, se empieza a activar una gran transformación interna.
Es un período de mayor estabilidad en lo familiar, profesional y social. Puedes sentir no querer ser "una más del montón", sino diferenciarte y tal vez destacarte en algo. También es una etapa de angustia existencial, en la que es común que se den crisis vocacionales, cuestionamientos a tus elecciones de vida que te llevan a profundos replanteos y a encarar búsquedas espirituales. Aunque no puedas verlo, pareciera como si te estuvieran cambiando tu "microchip interno". Por eso, es un buen momento para que escuches este llamado y te animes a darles lugar a esas aperturas que te van a llevar mucho más allá de ti mismo.
42 a 49 años
En plena crisis de la madurez, se entrecruzan sentimientos de estructurar, realizar, afirmar, consolidar, construir, culminar, concretar, tomar responsabilidad, ganar autoridad y asumir el sentido de la realidad.
Llegaste al punto medio del gran ciclo, y a la etapa también conocida como "crisis de la mitad de la vida". Se te hace presente lo que estaba sombrío de ti mismo. La pareja suele ser el lugar adonde proyectamos esa sombra, por eso las crisis de pareja están a la orden del día en esta etapa; te puedes separar o iniciar un nuevo vínculo mucho más elevado, o incluso apostar por renovar tu pareja actual. Irrumpe con fuerza el "cuarentazo": la imagen, el cuerpo y la aceptación del paso del tiempo son los temas del momento, y para los que no lo aceptan, tratamientos extremos o buscar parejas de menor edad pueden llegar a ser la vía de escape.
Es un ciclo que te pide manifestar lo más auténtico de ti mismo, eso que no hiciste hasta ahora, como concretar viejos sueños o planear nuevos proyectos. En este momento se hace más visible el grado de estructura que tienes, y si es todo lo sólido y flexible que necesitas para sostener tu propia individualidad.
49 a 56 años
En este ciclo y los períodos que siguen, los cambios físicos logran un clímax mental o espiritual. Tranquilidad interior y aceptación.
La disminución de la destreza física y la vitalidad obligan a dirigir tu atención hacia el interior con mayor frecuencia. Cualquier problema de tu personalidad, como la inadaptación y represiones, sin duda, se muestran más urgentes en estos años. Esto repercute sobre el matrimonio y la vida profesional por igual. Empiezas a aprender a vivir contigo mismo de una manera nueva. Poco a poco te vas adaptando a tu nuevo-viejo cuerpo y los hábitos.
Es un momento de cuestionamiento espiritual y revisión de tu propósito en la vida. Si no has entendido correctamente lo que eres por esta etapa y has logrado tus objetivos, a continuación se te pueden presentar algunos cambios de humor y sentimientos de urgencia por llegar a cumplir tus sueños. Es una oportunidad de experimentar más plenamente la vida, valorarte de nuevo a ti mismo y llenarte de satisfacción.