Hay un dato sobre las mujeres y el consumo que quizás sorprenda: compran el 85% de todo lo que se produce en el mundo. Esto responde a muchas razones, como que ellas suelen ser las que hacen las compras de lo que luego consumirán los niños, e incluso los hombres; lo cual explica también por qué muchos de los esfuerzos de marketing de las marcas están destinados a ellas. Y esto último tiene, a su vez, un motivo del que no siempre estamos al tanto: las mujeres pagan más que los hombres por los mismos productos.
A menudo suele hablarse de desigualdad económica entre hombres y mujeres. Sin embargo, en general este tema se refiere a la diferencia salarial entre unos y otros en la misma actividad. Pero existe una desigualdad que es tal vez un poco más difícil de ver, o de la que todavía no se está tomando conciencia: el "impuesto rosa".
El impuesto rosa, también llamado "tasa rosa" o "Pink Tax", es el hecho de que las mujeres paguen más que los hombres por el mismo producto. Es el típico caso, por ejemplo, de las máquinas de afeitar descartables, que son iguales pero llegan a valer un 70% más solo por ser de color rosado.
La “tasa rosa” es especialmente evidente en productos básicos de higiene personal, estética o nutrición: el shampoo o los jabones son un claro ejemplo. Muchas veces, los productos "para mujeres" prometen tener otras propiedades, pero, si uno revisa los componentes, lo único que cambia es la fragancia o el color del envase.
Esta especie de impuesto tácito a las mujeres en el consumo ha sido investigado por los responsables del departamento de consumo del ayuntamiento de Nueva York, y su conclusión ha sido que, tal y como expresan en su Informe final, las mujeres pagan una media del 7% más por los mismos productos que los hombres.
Vestirse, por ejemplo, cuesta un 8% más para una mujer que para un hombre. Y el cuidado personal es hasta un 13% más costoso. En los juguetes también hay un 7% de diferencia, sumado a los preconceptos que implica que haya juguetes "solo para niñas" y otros "solo para niños", como si no pudieran disfrutar indistintamente de todas las actividades.
En Australia, una ONG ha tomado la iniciativa de proponer, en las navidades pasadas, que las mujeres solamente compraran productos "masculinos" en forma de protesta a esta distinción. Ésa es una pequeña iniciativa que todos podemos replicar: ser conscientes cuando compramos objetos, y no consumir aquellos que son más costosos solamente por una identificación "femenina" que en verdad no repercute en las características del producto.
Informarse y tomar conciencia sobre las desigualdades que aun existen entre hombres y mujeres, afectando a ambos, es fundamental para luchar por un mundo más igualitario en todos los planos.