¿Dónde termina la ficción y comienza la realidad? Ésa es una pregunta que a menudo aparece en nuestra mente cuando leemos una novela o miramos una película; la realidad y la ficción se solapan a veces con tanta verosimilitud que resulta difícil diferenciar cuál es cuál. Algunos más osados contestan a esta pregunta diciendo que, en verdad, la realidad es en sí misma la ficción que nosotros construimos de ella.
Posiblemente ésta puede ser una de las razones por las que Okja se ha vuelto tan famosa. La película coproducida por Corea del Sur y Estados Unidos, con guión de Bong Joon-ho en colaboración con Jon Ronson, narra con sus imágenes una historia fantasiosa que parece no serlo tanto. En esto mismo nos recuerda también a la serie británica Black Mirror; y visualmente, a las heroínas y detalles de composición del cine de Miyasaki.
¿Qué es lo que ha hecho que Okja sea tan comentada? En primer lugar, el acceso. Para verla no hace falta hacer colas de cine ni comprar entradas, puede mirarse y descargarse directamente desde Netflix. Y en segundo lugar, y más importante, lo que posiblemente hizo a Okja tan famosa fue el foco desde el cual eligieron contar la historia.
La película se trata de una niña (Mija - Ahn Seo-hyeon), que vive en una montaña alejada de Corea del Sur, junto a su abuelo granjero. Un "supercerdo", creado a partir de la manipulación genética, es entregado al anciano para que lo críe de manera natural, como parte de una estrategia de marketing de "Mirando Coporation", una compañía multinacional productora de carne. Cuando la empresa decide llevar a Okja a Nueva York, Mija hará todo lo posible por volver a recuperar a quien se ha vuelto su mejor amigo.
Historia de ficción, problemas reales
La película aborda, desde la ternura, temáticas y problemáticas que poco tienen que ver con la ficción: los organismos genéticamente modificados (OGM), el consumo de carne, la vida en el campo, el mundo corporativo, el marketing, los hábitos alimenticios, la relación del hombre con los animales, el afán de lucro, la crueldad de los laboratorios, el activismo, entre muchos otros.
Haber escogido una historia dulce y tierna como eje transversal es uno de los puntos acertados del éxito de la película. Si bien existen muchos documentales que relatan qué hay detrás del consumo de carne, Okja apela al vínculo entre el hombre y los animales y nos invita a preguntarnos si aún podemos sostener que los sentimientos nos pertenecen solo a los nosotros. Además, muchas veces Okja escoge el tono irónico y humorístico para tratar temas tan difíciles como el interior de una gran corporación, de los laboratorios y, a fin de cuentas, el detrás de escena de todo lo que consumimos.
Aunque Bong Joon-ho ha dicho que su interés principal no es convertir a todos en veganos o luchadores de los derechos de los animales, sino promover el hecho de ser un poco más conscientes de lo que consumimos y de los sistemas de producción que generan los alimentos que vemos en los mercados, lo cierto es que no falta quien nos cuente que luego de verla se ha replanteado si quería seguir comiendo carne.
¿Será este particular enfoque, tan afectivo y tan fantásticamente posible, el que podría ser la causa de que supere a otros documentales sobre el mismo tema?
“Lo que quería mostrar es que generalmente hay dos maneras de tratar a los animales, una como mascota y la otra como comida. Lo que quería hacer con esta película es unir estas dos formas de ver a los animales. Tal vez por eso elegí un cerdo, porque es un animal generalmente asociado a la comida, pero son delicados, sofisticados, inteligentes”, señaló el director.
Sin dudas, qué significa solo podrás saberlo tú. Mírala y cuéntanos qué es lo que te ha provocado a ti.