Por Nadia Testani*
“Un océano de Plástico” empezó a rodarse en 2011 como un documental absolutamente diferente a lo que terminó siendo. Craig Leeson, director de cine, periodista y amante de la naturaleza, se había propuesto mostrarle al mundo la maravillosa ballena azul. Para eso, se embarcó en el océano Índico, esperó durante días la oportunidad para poder filmarla y finalmente lo logró.
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Sin embargo, la escenografía de tal espectacular escena se vio arruinada rápida e injustamente por residuos plásticos. Sí, nuestros residuos en el medio del océano. Tales imágenes se podría haber salvado con un poco de photoshop, pero Leeson y el equipo no pudieron mirar para otro lado y cambiaron el rumbo del documental para poder cambiar el rumbo de las cosas (o del plástico).
De esta manera, Leeson, acompañado de Tanya Streeter (campeona mundial en buceo libre), recorrió diferentes océanos y ciudades mostrando lo que nadie quiere ver. Existe un sin sentido en que un material absolutamente resistente sea usado para productos “desechables”.
El plástico cubre tierra y océanos como una enfermedad: Como no existe hay un “afuera”, cuando lo “desechamos” -al tirarlo a la basura- lo que hacemos en realidad es “alejarlo” y, en ese alejarlo de nosotros, lo acercamos a otros seres que no deberían estar ingiriendo, respirando y viviendo rodeados de plástico. Y entre esos seres estoy incluyendo al ser humano.
La injusticia y una reflexión
Las especies del mar merecen un océano azul, no un océano de plástico. Los niños merecen tierra negra para vivir y no un basural que revolver para poder conseguir comida. La injusticia y nuestra complicidad. ¿Por qué permitimos que otras personas vivan entre basura ? ¿Cómo dejamos que el plástico llegue al interior de especies? ¿Qué nos detiene a cambiar esta realidad?
Estas reflexiones las escribí mientras miraba “Un océano de plástico”, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Unas horas después pude canalizar la angustia y me senté a escribir esta recomendación apoyándome en la frase de Tanya Streete -protagonista de este documental-: “Soy optimista porque es la mejor opción que tenemos”.
Un acto heroico
No voy a decir que “Un océano de plástico” es un documental para disfrutar en familia. Tampoco voy a aconsejarte que lo mires un día cualquiera con el objetivo de “despejar”. No te voy a engañar... “Un océano de plástico” no es eso.
Aún así, te quiero sugerir que veas este documental, y que lo hagas como un acto heroico. Digo esto porque te aseguro que, a partir del momento en que lo veas, tu concepción de nuestra relación con el resto de la naturaleza y con nuestra propia especie se va a modificar. Es más, con un positivismo sanador, me arriesgo a decir que tus acciones necesariamente van a transformarse y transformarte para mejor.
Este documental te transforma en un ser consciente de la crisis del plástico y te invita a pensar en alternativas a partir de esa conciencia. Como consumidores, tenemos un poder muy grande para cambiar la realidad. Como parte de una comunidad, podemos impulsar acciones colectivas que vayan en el camino de la transformación hacia un mundo mejor. Y como ciudadanos tenemos la posibilidad de exigir y reclamar a nuestro gobiernos que tomen cartas en el asunto. Te invito a que veas “Un océano de plástico” para que seas una persona más a la no le quede otra alternativa más que cambiar.
El documental está disponible en Netflix. Luego de mirarlo, comparte tus reflexiones aquí.
* Nadia Testani está terminando la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera de la UBA. Es cofundadora y editora de "Ahora qué?", un espacio de formación y reflexión sobre cambio climático.