Un manglar es un bioma, es decir, un ecosistema en el que viven muchas especies vegetales y animales, y que tiene sus características naturales propias. Se encuentran en zonas subtropicales cercanas al mar, y están formados por árboles muy resistentes a la sal.
Tienen una gran diversidad biológica, compuesta por aves, peces, crustáceos, moluscos y a veces reptiles. En el manglar de Tajamar, en Cancún, vivía una gran cantidad cocodrilos, iguanas, aves y serpientes.
Sin embargo, hace muy poco tiempo este manglar fue prácticamente destruido. Su situación es irreversible, pero los activistas mexicanos y del mundo, con mucho trabajo, han logrado que el proyecto hotelero que causó su destrucción se detenga.
Las autoridades del Gobierno de la localidad de Quintana Roo destruyeron 57 hectáreas de manglar para dar paso a un proyecto turístico impulsado por la empresa Fonatur, sin importar el destino de flora y fauna única del lugar.
Este manglar había logrado sobrevivir gracias a las acciones del movimiento “Salvemos Manglar Tajamar” y hasta de un grupo de niños, quienes se organizaron para defenderlo de la codicia de empresarios y autoridades que buscaban crear el complejo turístico “Malecón Tajamar”. Sin embargo, los empresarios ganaron la batalla, iniciando la destrucción para destruir el manglar y edificar el malecón.
Los manglares proveen al ser humano de una gran cantidad de beneficios, también llamados servicios ecosistémicos, y albergan una gran cantidad de especies. El de Tajamar, además, era una barrera natural contra las inundaciones, y un muro contra los huracanes. También impedía la erosión de las zonas costeras, actuaba como un filtro natural manteniendo la calidad del agua y era refugio para una gran cantidad de flora y fauna.
Tanto organizaciones como Greenpeace, como ciudadanos que se manifestaron por su cuenta, sobre todo en las redes sociales, condenaron la destrucción del manglar e intentaron persuadir a las autoridades federales y estatales de detener estas obras que atentan contra el ecosistema. Pero no lograron salvar las 52 hectáreas verdes que lo componían.
Hoy el espacio en el que se encontraba el manglar luce devastado, y los activistas utilizan la palabra "ecocidio" y el hashtag "luto por #Tajamar" para referirse a este asesinato de la fauna y flora del lugar.
Sin embargo, entre tanta tristeza cabe una buena noticia que da una luz de esperanza de cara al futuro.
Gracias a la lucha de activistas que juntaron firmas y llenaron las redes sociales con sus reclamos, se logró una suspensión de la construcción del hotel, que según informa Greenpeace México es definitiva.
Sin embargo, queda ahora aguardar que se desarrolle el juicio correspondiente a la causa. Recién ahí se decidirá el futuro del proyecto, pero lamentablemente el manglar ya fue en gran parte destruido.
La acción de la justicia sienta un precedente para evitar que casos similares a Tajamar se repitan en todo México, y también es un incentivo a los activistas de todo el mundo para saber que es posible lograr que las autoridades escuchen sus reclamos.
No se ha podido salvar el manglar de Tajamar, pero todavía estamos a tiempo de dar a conocer esta situación y luchar desde temprano para que no se repita.
¡Difundamos esta causa y luchemos todos juntos por un mundo lleno de vida!
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