La ley del espejo es muy sencilla, pero como siempre, lo más sencillo a veces es lo más difícil de comprender.
- Básicamente, esta ley se basa en el siguiente principio: todo lo que vemos de los demás es un reflejo de nosotros mismos.
Para la ley del espejo, las personas que más sensaciones negativas nos generan son las que más tienen para decirnos de nosotros mismos. Sin dudas, aquello que rechazamos en otros tiene que ver con algo que en nuestro corazón se pone en conflicto.
Entender esto y trabajarlo puede ser una increíble manera de mejorar nuestros vínculos y sentirnos más livianos. Como diría Jung “Lo que niegas, te somete y lo que aceptas, te transforma”.
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Aquello que nos molesta tiene algo que decirnos
Piensa en las personas que te caen mal, especialmente aquellas que te incomodan con solo verlas. Ten en mente una o dos y piensa.
¿Qué es eso que te molesta tanto? ¿Cuál es la característica de esas personas que no puedes soportar, que te genera un fuerte rechazo?
Una vez que veas eso, piensa si esa característica no tiene algo que ver contigo. Tal vez te molesta la gente demasiado frontal, que dice lo que piensa sin poner ningún filtro. ¿Te molesta porque no te gusta lo que dice, o en realidad lo que te molesta es que dice las cosas que tú no te animas a expresar?
Según la ley del espejo, claro, sería la segunda opción. O tal vez te moleste algo porque te recuerda a otra persona que hacía lo mismo y que te lastimó.
- Sea lo que sea, la ley del espejo es muy clara. Lo que te molesta en los demás tiene que ver contigo, no con ellos.
Hay algo que ellos hacen que activa en ti algo negativo. Encontrarlo es la punta para mejorar tu relación con ellos, pero también contigo. Pues las personas que más te molestan, son las que más tienen para enseñarte.
Usar la ley del espejo para mejorar
Si quieres usar la ley del espejo para entenderte mejor a ti mismo y mantener mejores relaciones con el entorno, aquí va un pequeño ejercicio.
- Piensa en una persona que te caiga muy mal. Que tenga muchas características que no te agradan en absoluto.
- Con ella en mente, escribe en un papel todas las características de su personalidad que te desagradan. Sé honesto, y no te guardes nada: el primer paso, como dijimos antes, es aceptarlo todo.
- Una vez que tengas la larga lista completa (vamos, que si te cae tan mal la lista debe ser larga), analiza característica por característica. ¿Qué tiene que ver contigo eso que te molesta? ¿Qué hay en tu corazón que esté haciendo ruido?
- Intenta ser, una vez más, honesto. Al principio será difícil, pero seguramente las cosas irán fluyendo.
Cuando termines, seguramente muchas de las cosas que anotaste te molestarán menos: es que, una vez que dejan de estar en conflicto y salen a la luz, ya no pesan. Su función era, justamente, abrirte los ojos.
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Pero para que el ejercicio se complete, falta hacer una segunda parte: la reconciliación con esa persona.
Ya has aprendido que las cosas que no te gustan de ella son cosas que hacen ruido en tu interior. Ahora que ya has hecho ese proceso, debes hacer una lista de virtudes de esa persona.
Anota cosas buenas que haya hecho por ti o los demás, sus talentos, aquellas cosas que te gustan. Seguramente resultará difícil, incluso habiendo hecho el ejercicio anterior. Así que tómate todo el tiempo del mundo.
Al terminar, verás que esa persona, como todas, tiene defectos y virtudes, cosas buenas y cosas malas, pero que verdaderamente no merecía tu constante desagrado.
Si estás preparado para darle el broche de oro a la ley del espejo, ahora viene lo mejor: llama a esa persona (o mándale un Whatsapp) y cuéntale lo que has estado reflexionando. Pídele perdón por todas las veces que has sido hostil, y, sobre todo, exprésale todas las virtudes que has encontrado en ella.
Verás cómo los dos salen de este ejercicio felices y siendo mejores personas.
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¿Qué opinas de la ley del espejo? ¿Algunas vez pensaste que podía ser así?