La procastinaciónes uno de los mayores vicios de nuestra generación. Postergar se ha convertidoen una forma de evitar nuestras obligaciones, incluso aunque representen ungran beneficio para nosotros, nos hemos convertido en expertos para manipularel tiempo y dejarlo pasar de la forma menos productiva posible. Irónicamente,muchas veces el tiempo se va en Internet, dónde vemos a personajes que síhicieron algo con su tiempo y su vida, personas como Simone Weil.
“No deberíamos desear la inmortalidad ni la muerte”, esa frase podría resumir rápidamente el pensamiento central de esta mística y filósofa social y religiosa, que dejó claro que una de las peores cosas que podemos hacer es perder el tiempo y no vivir en el presente. Simone Weil (1909 – 1943) también fue una activista política, maestra y estudiosa de letras clásicas que en menos de 43 años escribió tantos libros y apoyó tantos movimientos como si se tratara de 10 personas distintas.
Sus libros van desde el poder de las palabras, la personalidad humana, la opresión, el amor y la religión. Ésta mística fue ampliamente admirada por Albert Camus, quien se dedicó a publicar su obra de manera póstuma. Estas son cinco lecciones de vida que Simone Weil dejó, para todos los que desean luchar contra la desidia y sentirse capaces de, como alguna vez pudieron, crear cosas hermosas y vivir en el presente.
Lista de tentaciones (para ser leídas cada mañana)
La tentación de la desidia
Nunca te sometas al flujo del tiempo. Nunca postergues lo que has decidido hacer.
La tentación de la vida interna
Lidia sólo con esas dificultades que te confrontan actualmente. Deja que se manifiesten solamente aquellos sentimientos que te hacen más efectivo o, también, que son requeridos por el pensamiento en función de encontrar inspiración. Corta implacablemente todo lo que sea imaginario en los sentimientos.
Tentación de autoinmolación
Subordina a los asuntos externos y a las personas todo lo que sea subjetivo, menos el sujeto mismo, o sea, tu propio juicio. Nunca prometas y nunca des a alguien más de lo que tu mismo exigirías de ti mismo si fueras él.
La tentación de la dominación
No caigas en la tentación del poder ni en la de controlarlo todo. Las religiones han caído en la tentación de dominar.
La Tentación de perversión
Nunca reacciones a un mal de forma que lo puedas aumentar. Rehúsa ser un cómplice. No mientas, no mantengas los ojos cerrados.
La tentación de la cobardía
Esa ilusión de que el tiempo, en sí mismo, traerá valentía y energía... de hecho, es usualmente lo contrario lo que ocurre. Dite a ti mismo: ¿Y si fuera a permanecer como estoy en este momento siempre? Nunca pospongas algo indefinidamente, sólo a un tiempo definitivo fijo. Intenta hacer esto incluso cuando es imposible. Decide hacer algo, no importa qué, y hazlo siempre a la misma hora.
La voluntad
No es difícil hacer cualquier cosa cuando uno está inspirado por la clara percepción del deber. Lo que es difícil es hacerlo cuando uno está sufriendo y esta clara percepción se desvanece, y todo lo que queda es la conciencia de un sufrimiento que es imposible de soportar. Pero lo contrario también es cierto: en en el momento de tomar una decisión, el deber está presente y el sufrimiento se encuentra distante. La voluntad no podría triunfar si tuviera que luchar contra fuerzas más poderosas que ella misma. Todo el arte del querer consiste en tomar ventaja del momento, antes que la lucha comience, para tomar la delantera y asegurarse de que cuando llegue la debilidad uno estará en la posición que uno desea.
Es remarcable que Simone Weil escribió esto a los 24 años, antes de dejar su trabajo como maestra y empezar un año de labores en una fábrica para entender la lucha social.
Dejó su carrera y su vida estable para adentrarse en un trabajo difícil que sólo le dejaría enseñanzas futuras. Siguiendo sus propias reglas, Simone Weil entendió que a veces vivir el presente es formar el mejor futuro.