Todas las relaciones de pareja son diferentes: cuando dos personas eligen estar juntas, su vínculo comienza a evolucionar, y en cada caso particular todo sucede de manera distinta. No hay reglas generales que puedan aplicarse a todos los casos y nunca se puede saber a ciencia cierta lo que va a suceder a continuación.

Sin embargo, también es posible darse cuenta de que en muchas parejas hay patrones que se repiten. Tal vez te sucedió que cuando un amigo o familiar compartió contigo alguna historia amorosa sentiste que eso mismo ya te había pasado, o que luego de varias relaciones aprendiste a identificar momentos o etapas que se repetían de forma más o menos similar.

Por lo general, hay siete períodos que las parejas viven desde que comienzan hasta que terminan de algún modo. Tu relación puede saltearse alguna, pueden desarrollarse en otro orden o puedes experimentar sensaciones que no se correspondan con ninguna, pero también es muy posible que te sientas identificado.

1. Enamoramiento

La etapa de enamoramiento es la que muchas personas consideran la más bella de una relación. Es cuando se siente una fuerte atracción por alguien, y todo parece agradable y maravilloso. Si la atracción es mutua, la vida parece color de rosa. A la vista de los demás, los enamorados parecen atontados y distraídos. Pero para ellos, todo es increíble, y por lo general sienten que nunca antes les ha pasado nada parecido. Es la etapa de la química. Este período puede durar solo dos o tres meses, o extenderse por un año o dos, pero no mucho más. En ese caso, se superpone con la etapa siguiente, el conocimiento.

2. Conocimiento

Luego de esa etapa intensa, donde todo es nuevo y sorprendente, comienza una etapa de más profundidad emocional. Si no se produjo un rápido desencantamiento inicial y las personas siguen juntas, la etapa siguiente es de mutuo conocimiento. Es un tiempo de largas charlas en la pareja donde ambos hacen muchas preguntas, quieren saber sobre los gustos del otro, sobre su historia y sobre su forma de ver el mundo. El universo se amplía, los enamorados ya no están simplemente encandilados por el otro sino que empiezan a conocerlo de verdad. Pueden visitar a su familia y ver su entorno; cada uno se convierte realmente en parte de la vida del otro. En esta etapa también se da una mayor apertura emocional, que si es sincera y profunda se siente muy bien.

Por supuesto que para nada de esto hay reglas establecidas, así que las cosas pueden ocurrir de forma diferente. Algunas parejas se abren emocionalmente más temprano que otras; y también hay quienes se conocen antes de la etapa de enamoramiento, porque fueron amigos o compañeros antes de tener una relación amorosa.

3. Cotidianeidad

Luego de las primeras etapas, en las que la pareja es una novedad en la vida de ambos, el tiempo pasa y lo que antes era nuevo se convierte en rutina. Tal vez ya no salgan tanto y pasen más tiempo en casa, muchas veces la frecuencia sexual baja, y se recuperan espacios de independencia que estaban relegados. En esta etapa, que comienza cuando ya se lleva más de un año de relación, algunas parejas conviven en la misma casa. Eso acentúa la rutina y puede traer además muchos roces que antes no existían. Cuando no hay convivencia, de todas maneras sucede algo similar, porque pasan bastante tiempo juntos y comparten muchas cosas. Las responsabilidades, la rutina y las cargas pueden amenazar eso que parecía tan perfecto. 

4. Conflicto y negociación

Esta etapa puede darse antes que la anterior o al mismo tiempo. Tarde o temprano, casi todas las parejas experimentan discusiones, malentendidos, reclamos e intolerancias. Se hace visible la relación de poder que hay implícita en toda pareja: el que siente que se esfuerza más, lo hace notar, y la confianza que ya existe permite que aparezcan los reclamos y que ambos manifiesten su disconformidad. Sobreviene la crisis, que algunas parejas superan. Para otras, puede ser el momento de admitir que cada uno quiere seguir un camino distinto.

Es también un momento de autoafirmación: cuando alguien reconoce que el otro es también un ser humano y no es perfecto, es un momento de reencuentro con uno mismo, de sincerarse con las propias necesidades individuales.

5. Crecimiento

Cuando la pareja supera los primeros momentos de crisis está lista para un verdadero crecimiento conjunto. Cuando los enamorados ven y reconocen los aspectos negativos que puede tener su pareja o la vida en común, y deciden seguir adelante, la relación se torna más profunda, madura y estable. Se ama al otro con sus virtudes pero aceptando también su imperfección, y la propia.  Puede ser momento de tomar decisiones como mudarse, convertirse en padres, o emprender un proyecto juntos; el entusiasmo y la emoción renacen de una nueva forma.

6. Comunicación profunda

Para algunas parejas, esta etapa nunca llega, pero cuando ocurre, la etapa de comunicación profunda puede ser muy feliz y plena. Se acepta que la pareja es como es, con lo bueno y con lo malo, pero además la relación ha madurado, los conflictos pueden conversarse con mucha sinceridad y resolverse sin que representen una crisis profunda. Cada pareja establece sus propias reglas de negociación. Se conocen los límites del otro, pero conocerlos permite también jugar con ellos. Posiblemente la pareja puede afrontar cualquier cosa. 

7. Trascendencia

Las relaciones pueden terminar de diferentes maneras. A veces hay desilusión, otras veces simplemente se siente que es momento de darle un fin. A veces las dos personas están de acuerdo con la decisión y otras veces uno solo debe tomar la iniciativa. Pero siempre hay que trabajar la aceptación y recordar que un final abre las puertas a nuevos comienzos. 

Claro que el amor puede durar para toda la vida. Pero incluso esos amores terminan de alguna forma, aunque sea con la muerte. Cuando una persona se queda, también tiene que aceptar que una etapa terminó, y que ahora le toca seguir adelante, porque la vida aun le tiene algo preparado.