Stan Larkin y Dominique son dos hermanos estadounidenses que padecen miocardiopatía, una condición que afecta al músculo cardíaco e implica la posibilidad de sufrir una falla en el corazón en cualquier momento, ya que inhibe el correcto bombeo de sangre.
Aunque a ambos se les transplantaron otros corazones, durante el tiempo de espera Stan vivió lo que creeríamos imposible: se mantuvo vivo sin corazón por más de 500 días.
¿Cómo fue posible?
En noviembre de 2014, su corazón fue removido y reemplazado con un dispositivo que le permitió a Larkin quedarse en casa en lugar de estar en un hospital mientras esperaba recibir un trasplante. En una mochila que llevaba siempre en su espalda, Stan llevó un corazón artificial llamado The SynCardia que lo mantenía vivo. El dispositivo pesa 6 kilogramos y su función es bombear sangre oxigenada, lo cual realiza a través de aire comprimido.
Pero esto, que podría aterrar o paralizar a cualquiera, no impidió que Stan siguiera jugando al baloncesto, como solía hacer. “Esto no fue hecho para hacer básquetbol. Stan empujó esta tecnología más allá”, señaló su cirujano.
¿Cómo fue que comenzó este problema en Stan?
Stan tenía 16 años y estaba jugando al baloncesto, cuando se cayó en la cancha. Luego de algunos estudios, y descubrir que tenía el riesgo inmediato de sufrir un paro cardíaco repentino, le colocaron un desfibrilador, es decir, un pequeño dispositivo que mediante las cargas eléctricas fija los latidos cardíacos anormales. Pero luego de algunos años se hizo necesario el trasplante. El problema era que existían pocos donantes y que, al igual que él, había muchas otras personas esperando un corazón.
Su caso muestra las posibilidades del dispositivo y de la tecnología en general al momento de pensar en la salud. En este caso, en que los donantes no llegan a tiempo, podrían representar, la posibilidad, nada más y nada menos, que de seguir con vida.