Keanu Reeves nació el 2 de septiembre de 1964 en el Líbano. Su padre, Samuel Nowlin Reeves, era un geólogo oriundo de Hawai, y su madre, Patricia Taylor, era una británica que era diseñadora de vestuario y corista en un casino de Beirut.
La infancia de Reeves no fue nada sencilla y quizás ésta fue la razón por la que que se refugió en el arte, puntualmente en la actuación. Comenzó su carrera con nueve años haciendo teatro A los 15 protagonizó Romeo y Julieta.
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En algunas entrevistas, el actor manifestó que sufrió desamor por parte de su padre, en sus primeros años. Nunca estuvo muy presente, la relación no era la ideal. y cuando Keanu tenía tres años, el hombre decidió abandonarlos. Cuando estaba cerca, no hacía más que maltratarlos, física y verbalmente, a él y su familia.
Luego de pasar por el abandono paternal, la madre de Reeves se tuvo que hacer cargo de todo en el hogar. Con el actor ya incursionando en la actuación, a los 17 años decidió dejar el colegio para dedicarse de lleno a su pasión. La familia ya se había mudado a los Estados Unidos. Su mamá se puso en pareja con un norteamericano que los ayudó en sus inicios. Así fue cómo ese adolescente que soñaba con ser una estrella viajó a Los Ángeles para probar su suerte. Como el dinero que ingresaba no era mucho, también realizó publicidades para cubrir sus gastos.
A los 13 años vio por última vez a su papá. Mantuvieron una charla profunda y durante una década no supo más de él. Reapareció en los 90, cuando fue el hombre quien volvió a buscarlo, pero desde otro plano. Keanu ya era famoso cuando Samuel Nowlin cayó preso por comercializar cocaína y ser parte de una banda de narcotraficantes. Y recurrió a su hijo, ya una figura reconocida del cine, para que lo ayudara.
Durante su adolescencia, tampoco eran fáciles las cosas, ya que la inestabilidad laboral de su mamá los obligaba a mudarse continuamente de una ciudad a otra. Incluso, de un país a otro. Esta dinámica nómade le trajo inconvenientes en la escuela: no alcanzaba a afianzarse, a hacerse de amigos, cuando una vez más le tocaba armar las valijas.
Esta circunstancia no fue nada comparado con la pérdida de seres amados. El dolor ha sido tan grande que Keanu ha contado en varias ocasiones que ya no necesita de la felicidad para poder vivir.
Las tragedias y el sufrimiento de Keanu
Su primer dolor fue en 1993, cuando murió el actor River Phoenix, su gran amigo, el hermano del alma. El actor ha contado que no forma muchas amistades porque le da una gran importancia a esa palabra, y que cuando alguien llega a ocupar ese rol en su vida es porque realmente lo siente. A Phoenix lo conoció en 1989 mientras filmaban la comedia de humor negro Te amaré hasta que te mate. En los momentos libres conversaban, se sintieron identificados con sus infancias difíciles, de mudanzas sistemáticas, y eso hizo que surgiera una empatía que los unió fuertemente. “Hasta ese momento, prácticamente no tenía amigos en la industria porque no había conocido a nadie con quien quisiera pasar el rato en privado. Es más fácil para mí separar mi vida privada de mi vida laboral”.
Tiempo después de la partida de su amigo River volvió a trabajar en proyectos que mantenían su cabeza ocupada. En en 1998 conoció a la actriz Jennifer Syme. Fue amor a primera vista, lo que se vio reflejado en su vida juntos. Decidieron convivir y avanzar como pareja. En la Navidad de 1999 Jennifer, que transitaba un embarazo de ocho meses, sintió un fuerte dolor abdominal que le impedía mantenerse en pie. Keanu la llevó de urgencia a un hospital, donde nació su beba, a la que llamaron Ava Archer, quien apenas solo alcanzó a vivir un par de horas y murió. Syme y Reeves no solo no pudieron asimilar el golpe: tampoco pudieron afrontarlo juntos. Al tiempo se separaron, luego siguieron frecuentándose, pero como amigos.
El 1 de abril de 2001 la actriz tuvo un accidente volviendo de una fiesta en la casa de Marilyn Manson. Su camioneta chocó contra tres autos, y murió en el acto. Tenía 28 años. Keanu estuvo presente en el velatorio y se encargó de portar el cajón en el cementerio en Los Ángeles, donde el cuerpo de Jennifer descansa junto al de su beba.
“El duelo cambia de forma, pero nunca acaba. Lo único que puedes hacer es esperar que el duelo se transforme, y en lugar de sentir dolor y confusión, exista consuelo y placer allí, no solo pérdida. La gente tiene la idea errónea de que puedes lidiar con esto, pero se equivocan. Cuando las personas que amas no están, estás solo”.
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El artista y músico canadiense, siendo muy joven y en la ficción, entendió que debía dejar ir a las personas amadas.
EL DOLOR DE LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO, ¿ACABA O SE APRENDE A CONVIVIR CON ÉL?
Fuente: Infobae.