El empleo de ella, azafata, hacía que viajara a todas partes del mundo. Él,por el contrario, vivía en Buenos Aires,pero su hogar eran las calles de la ciudad. Sin embargo, la distancia no impidióque consolidaran una relación que nadie ni nada pudo deshacer.
Olivia Sievers es una alemana que, al trabajar comoasistente de vuelo, visitaba muy a menudo la capital de Argentina. Solíaalojarse siempre en el mismo hotel, cerca del cual caminaba frecuentemente Rubio.
En una oportunidad, ella se acercó a él, lo acarició y ledio algo de comer. Y a partir de ese momento, Rubio no quiso volver a separarsede ella.
Olivia intentó evitar que el perro la siguiera de regreso al hotel, pero fue imposible; ya se había hecho un fiel amigo.
Durante el tiempo que duró su estadía, Rubio permaneció en la puerta, esperando volver a ver a quien le había regalado un poco de cariño.
Olivia partió, como hacía siempre al terminar de trabajar, pero nunca esperó encontrarse con Rubio en su próxima visita. Al llegar de nuevo al hotel que solía frecuentar, su amigo seguía esperándola, en ese mismo lugar.
Y así sucedió una y otra y otra vez. Él seguía buscando encontrarse con ella.
Luego de seis meses, ella le puso el nombre de “Rubio” y comenzó a intentar encontrarle un hogar en Buenos Aires. Finalmente, su leal amigo fue adoptado por una familia. Pero al poco tiempo, se escapó y algo en Olivia intuyó dónde podría volver a encontrarlo.
Allí estaba, frente al hotel, esperándola como siempre…
Sin poder contener la emoción y la sorpresa, Olivia comenzó los trámites y finalmente ella y Rubio viajaron a Alemania, su nuevo hogar donde vive feliz junto a la cuidadora que él escogió mucho tiempo atrás.
Conoce más sobre esta conmovedora historia de amor y amistad en el blog The Dodo.