A todos nos ha pasado y seguro que a ti también: en enero planeamos cientos de objetivos que, cuando llega diciembre, no hemos cumplido, o al menos no de la manera que nos gustaría..
¿Por qué pasa esto? En realidad, el problema probablemente es que no hayas planificado objetivos eficaces. En cambio, quizás te hayas dejado llevar por el entusiasmo, e imaginaste un año mucho más productivo de lo que era posible.
El punto verdadero para poder planificar objetivos que se cumplan es, básicamente, aprender a plantear bien los objetivos. Eso te servirá no solo para este momento del año, sino también para cualquier otra situación.
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Si quieres que este año nuevo tus objetivos sí se cumplan, empieza a planificarlo con estas ideas:
1. Revisa tus valores
El mundo está plagado de cosas para hacer, y tú solo tienes 24 horas al día, y 365 días al año (excepto bisiestos, claro). Si quieres definir objetivos eficaces, lo primero que debes hacer es focalizar en aquello que realmente sea importante para ti.
Los valores orientan nuestros objetivos y decisiones hacia lo que nos acerca a ellos. Puede que lo más importante para ti sea el desarrollo profesional, o tal vez la familia, los amigos, o la educación.
Sea cual sea, debes tenerlo claro. A veces, el peor error que cometemos es ponernos objetivos que no tienen nada que ver con nuestros valores; simplemente porque creemos que es lo correcto.
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Aunque los valores suelen ser bastante constantes, no son inalterables. Pueden modificarse a lo largo del tiempo. Por eso, fin de año es un buen momento para revisarlos y, si es necesario, modificarlos.
Tener tus valores claros es el primer paso para plantearte propósitos eficaces.
2. Enuncia en positivo
¿Te ha pasado alguna vez que estás pensando en algo y te parece que todo a tu alrededor te lleva hacia allí? Por ejemplo, si tienes hambre, solo ves personas comiendo.
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Eso pasa todo el tiempo y tiene una explicación biológica. El cerebro humano, entre otras miles de funciones, tiene un Sistema de Activación Reticular. Básicamente, convierte la mente en un radar que se centra únicamente en todo aquello que coincide con tus pensamientos.
Por eso, si planteas tus propósitos en positivo, y centras en ello tus pensamientos, todo a tu alrededor parecerá ayudarte a concretarlos.
Cambia el “Quiero dejar de ser perezoso” por “Quiero comenzar el gimnasio”. O “No quiero tener problemas de dinero” por “Quiero mejorar mis ingresos”.
3. Sé concreto
El peor enemigo de los objetivos eficaces es la imprecisión. Proponerte “bajar de peso” es algo muy complicado de medir.
Después de todo, bajar un kilo ya es perder peso. ¿Alcanza con eso? ¿Sentirás que alcanzaste tu objetivo en ese caso?
Lo ideal es que enuncies objetivos concretos y, sobre todo, medibles. Si puedes ponerle cifras, mucho mejor. “Quiero perder 5 kilos este año” es un objetivo concreto, que puedes medir fácilmente.
Este tipo de objetivos permite dos cosas: estar más enfocado en lo que necesitas y llevar un seguimiento. Esto es una gran ayuda para concretar tus metas.
4. La medida justa
La medida de tu propósito será un punto clave en su posible concreción. Si quieres plantearte un objetivo eficaz, éste no debería ser ni demasiado fácil, ni demasiado ambicioso.
Si te planteas objetivos demasiado fáciles, posiblemente los alcanzarás. Pero no pondrás lo mejor de ti para hacerlo y, al final, no te dejarán crecer demasiado.
Sin embargo, los objetivos demasiado ambiciosos son fáciles de abandonar; pues nos dan una terrible sensación de desánimo, cuando sentimos que hemos dado demasiado y seguimos muy lejos de alcanzarlos.
Cuando pienses en este nuevo año, plantéate objetivos que sean un desafío, pero que estén dentro de las medidas de tus posibilidades.
Si nunca has ido al gimnasio, no te pongas como objetivo para este año “ir a una clase para probar” ni “ir de lunes a viernes 2 hs. por día”. Mejor, plantéate un objetivo como: “empezaré a ir al gimnasio dos veces por semana”. Así, tus objetivos serán alcanzables, pero representarán una verdadera evolución.
5. Regla 12-3-1
Es natural que en esta época del año estemos muy entusiasmados con lo que viene. Después de todo, el año nuevo es una buena oportunidad para replantear nuestro camino, y empezar con más energía.
Pero, ¿qué pasa en julio? ¿Sigues teniendo la misma energía que ahora?
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Un problema con los propósitos para el año nuevo es que se van diluyendo a medida que pasan los meses. La rutina se los va comiendo y, al final, quedan en el fondo de la agenda.
Por eso, una buena idea es aplicar la regla 12-3-1.
Consiste, básicamente, en hacer a comienzos del año un plan general para los 12 meses. Luego, hacer un plan más reducido, para los siguientes 3 meses. ¿Qué deberías hacer en el primer trimestre del año que te acerque a tus objetivos?
Finalmente, la regla termina con un plan más concreto para el próximo mes. ¿Qué deberías hacer para concretar el plan trimestral?
Así, cada trimestre del año. Eso te ayudará a tener los objetivos del año siempre frescos y en vigencia.
6. Objetivos que dependan de ti
Finalmente, pero no menos importante: ponte objetivos que dependan de ti. Si un objetivo para este año es “conseguir pareja”, puede que no lo logres, incluso aunque pongas lo mejor de ti: es que al final, depende tanto de ti como de otra persona.
Lo mejor es proponer algo que dependa de ti y te acerque a tu objetivo, por ejemplo: “saldré a conocer gente”.
Así, no importa qué suceda con los demás, tú habrás cumplido tu propósito.
¿Qué propósitos no has cumplido este año? ¿Crees que ahora estás más cerca de plantearte objetivos eficaces?