Cada uno de nosotros es una persona única, y dentro de cada uno hay una esencia que nos identifica y nos da personalidad. Básicamente, es ese “qué sé yo” que nos hace ser quienes somos.
El problema aparece cuando empezamos a creer que necesitamos encajar en cierta norma. Puede ser porque el lugar donde trabajamos nos lleva a cambiar nuestros hábitos, porque elegimos amigos que nos condicionan, o por simple inseguridad.
Cuando eso pasa, empezamos a olvidar nuestra verdadera esencia; la relegamos para poder calificar dentro de otros cánones. Sin embargo, ser nosotros enteramente es el único camino a la felicidad.
Si, en cambio, empiezas a perder tu esencia, te sentirás cada vez más desolado.
- Si te sientes identificado con varios de estos 10 síntomas, es prueba de que has dejado de lado tu verdadera esencia y estás atrapado.
Deberías pensar en para un momento y escuchar tu voz interior. ¿Qué te dice? ¿Qué debes hacer para recuperar tu verdadera esencia y ser feliz?
1. Sientes emociones negativas todo el tiempo
No poder ser nosotros mismos va directamente en contra de nuestra felicidad. Si has claudicado ante el “deber ser”, puede que estés invadido por emociones negativas todo el tiempo. Respecto de ti mismo y de tu vida.
Si te sientes a menudo infeliz e insatisfecho, es que hay algo dentro tuyo que se está marchitando y deberías volver a regar.
2. No te sientes cómodo con la gente que te rodea
Quizá todo el tiempo prefieres estar solo, y buscas cualquier excusa para evitar planes que involucren varias personas. Puede que sea porque aquellas personas que te rodean no están en sintonía con tu verdadera esencia.
Tal vez te has rodeado de personas por interés, por obligación o por simple comodidad. Pero no te has puesto a pensar si ellos pueden ayudarte a potenciar tus verdaderos dones y sacar lo mejor de ti.
Tal vez deberías replantearte la clase de amistades que tienes a tu lado.
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3. Juzgas y envidias a los demás
Cuando no estás en sintonía con tu verdadera esencia, no te sientes cómodo contigo mismo. Entonces, te cuesta alegrarte por la felicidad de los demás.
Juzgas los logros de todo el mundo, dudas que se lo merezcan. Juzgas también sus modos de vivir.
Pero en el fondo, sientes una horrible punzada de envidia que no quieres aceptar pero que está ahí. Deseas cualquier cosa que ves en los demás menos lo que tú mismo tienes. Es un síntoma claro de que no estás caminando por el lugar correcto.
Cuando recuperas tu verdadera esencia puedes sentir verdadera felicidad por los logros de los demás, puesto que estás contento con tu vida y deseas que a los demás les suceda lo mismo.
4. Piensas mal sobre ti mismo
Todos tus logros te parecen pequeños, todo lo que tienes te parece poco, todo lo que hay a tu alrededor te parece malo. Pero sientes que mereces lo que tienes, porque tú mismo no tienes demasiado valor.
Ese sentimiento muchas veces viene dado por esa sensación de carencia e inferioridad que nos da sentir que no estamos cumpliendo con lo que verdaderamente vinimos a hacer a este mundo.
5. Te refugias en la aceptación externa
Cuando no estás en sintonía con tu propio ser, necesitas buscar la aprobación fuera de ti. Por eso, entras en un círculo vicioso: como estás desconectado de tu verdadera esencia buscas la aprobación de los demás, y para obtenerla te alejas cada vez más de tu esencia.
La clave está aquí: sólo tú sabes lo que es bueno para ti. Los demás pueden opinar, hasta pueden asegurar que estás equivocado, pero nunca sabrán dónde está tu felicidad.
6. No dices lo que piensas
Si todo el tiempo estás callando lo que piensas, porque crees que no es apropiado, porque puede molestar a los demás, o porque no crees que sea una opinión importante, entonces tienes un problema.
Expresar lo que piensas y sientes es una manera sana de relacionarte, pero sobre todo, de expulsar todo lo que te lastima por dentro. Si no lo haces, esas palabras y sentimientos se quedarán allí atorados para siempre.
7. No disfrutas de lo que haces
Tu verdadero yo, esa esencia que te hace único, te lleva a conocer lo que verdaderamente amas y a potenciar tus capacidades hacia ese lugar. Por eso, si estás desconectado de tu esencia, harás siempre cosas que no disfrutas.
Verás todo como obligaciones, y nada como verdadero placer. O dejarás lo que te gusta solo para “esos escasos momentos de ocio”.
Deberías darle prioridad a lo que te apasiona, porque ahí está tu verdadero ser.
8. Niegas tu intuición
Lo peor de todo es que, cuando estás perdiendo tu esencia, desconfías de ti mismo. A tal punto que te niegas a aceptar las verdades que surgen de tu corazón.
Dejas de lado tu intuición, y sólo te dejas guiar por tu cabeza y tus pensamientos. Aunque tomarás decisiones muy “inteligentes”, ninguna de ellas te llevará a donde realmente quieres estar si no le das un poco de lugar a tu voz interior.
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