Cada vez son más quienes deciden lanzarse al desafío de viajar y conocer el mundo entero. Algunos lo hacen en familia, con un niño pequeño, otros de a dos, o incluso se animan a hacerlo juntas madre e hija. Como todos ellos, esta joven pareja se ha aventurado a cumplir su sueño, en este caso por América Latina. 

Argentina fue el suelo que unió a Micaela Violeta Bedano, una española de 26 años que vivió casi toda su vida en Córdoba (provincia de Argentina), y a Facundo Martín Properzi, un santafecino de 29 años. Ambos se conocieron en la facultad de Córdoba, donde comenzó a nacer un amor con aires de aventura.

En 2011, y luego de haber recorrido Argentina, los “Citronautas de América Mestiza” decidieron emprender el sueño de ambos: recorrer América Latina. Y a ese desafío prefirieron dejarle libre el final, la fecha de retorno.

Este viaje tuvo para ellos el propóstito de conocer, crecer y aprender tanto de cada rincón de América, como de su gente. En sus palabras, se trató de: “Estar en el camino... sin destino preciso más que el imperativo de hundirnos en la experiencia y erguirnos como un modo de andar, con la pregunta en la punta de la lengua, siendo apertura y escucha, siendo ojos curiosos”. Hoy ya llevan recorridos alrededor de 16 países a bordo de un vehículo muy particular: un  Citroën 3 CV modelo ’77. 

A pesar de los obstáculos técnicos que les implicó viajar en “La Citronave” o “Don Baldomero Buenaventura”, como ellos eligieron nombrarlo, la pareja logró llegar hasta México.

Para ellos, este compañero de ruta es muy especial porque simboliza el crisol de culturas que forma la identidad americana: es un auto de origen francés que sin embargo ha tenido mucho uso y popularidad, especialmente en Argentina. Incluso participó en la capital de Perú de una exposición de autos en la finalización del Dakar de 2012.

A lo largo del viaje, la pareja fue conociéndose más entre sí, desafiando las dificultades y deslumbrándose con las bellezas de los paisajes y la sabiduría e historia de cada pueblo.

Así, juntos fueron avanzando y descubriendo el modo de vida de un verdadero viajero. Vendieron artesanías, postales y algunos libros con leyendas de América Latina, para seguir en marcha. Pero para eso tuvieron primero que aprender a trabajar con macramé, alpaca y piedra. También, las circunstancias los convirtieron en expertos en mecánica, ya que debían ir reparando al Citroën a lo largo del camino.

Gracias a “Don Baldomero”, los viajeros pudieron visitar lugares como el Oriente y el Altiplano boliviano, el lago Titikaka, las ruinas de Machu Picchu, el Valle Sagrado de los Incas, las líneas de Nazca, y el Amazonas. Además, conocieron otros viajeros o pobladores que les dejaron anécdotas y amistades capaces de trascender cualquier frontera.

Hoy vuelven al lugar de inicio, con la convicción de haber cumplido con una de las hazañas más grandes de su vida y con la alegría de haberla compartido con su compañero de ruta, y de vida. Pronto seguramente emprenderán un nuevo recorrido, y la historia de viaje, aventura y amor, continuará...

Conoce más sobre esta historia en el siguiente video, y ¡anímate a salir a alcanzar ese sueño que tanto anhelas!