A mediados del pasado mes de junio el Papa Francisco, en su encíclica sobre medio ambiente, llamó a “escuchar el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. Hizo referencia a la necesidad de un cambio holístico para lograr frenar el fenómeno del calentamiento global.
En un documento histórico de 187 páginas, explicó los males del calentamiento global y atribuyó el fenómeno a un modelo industrial injusto que daña sobre todo a los más pobres del planeta.
En un manifiesto que tiene esperanzas de convertirse en un documento relevante a nivel mundial, el pontífice señaló algunas cuestiones en cuanto a la necesidad de mirar al interior de nuestro planeta y unirnos en pos una verdadera revolución ecológica.
En palabras del pontífice, "la Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería". En este apartado, el Papa hizo referencia a las distintas formas de contaminación, los cambios climáticos, la escasez de agua y la crisis energética, entre otras.
A riesgo de ser juzgado por los sectores eclesiásticos más conservadores, el pontífice no tuvo ningún resquemor a la hora de identificar como responsable a un sistema económico sin ética dominado por “poderes económicos”. Según el Papa, estos “continúan justificando el actual sistema mundial, en el que prima una especulación y una búsqueda de renta financiera que tiende a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad y el medio ambiente"
El sumo pontífice hizo hincapié en las desigualdades abismales que existen en nuestro planeta y agregó: "La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso"
La degradación ambiental y la degradación humana y ética están “íntimamente unidas”. Por eso el Papa invitó a todo el planeta, no solo a los católicos, a una “valiente revolución cultural” que implique “un cambio radical en el comportamiento de la humanidad”, en donde se incluya una reducción en los niveles de consumo y un estilo de vida más solidario y simple. Sin embargo aclaró que también es necesario un cambio del sistema mundial ya que el mismo es ”insostenible desde diversos puntos de vista”.
En este llamado hubo también una invitación a reconocer que, “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres". Esto se debe, en palabras de Francisco, a que nunca se ha maltratado el planeta tanto como en los últimos siglos.
A su vez, no dejó de llamar a los gobiernos a que tomen medidas de implementación de energías renovables de forma urgente y no olvidó mencionar que “ el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico", criticando la tendencia a privatizarla. Según estudios recientes, la falta de acceso al agua potable es una de las principales causas de muerte en África y ya hace varias décadas que en este continente se están vulnerando los derechos básicos de una gran parte de la población.
Francisco reconoció también en esta carta los cambios positivos que se han venido gestando a lo largo del tiempo, y por eso convocó a “aminorar la marcha y prestarles atención". A su vez, también habló de la idea de recuperar valores y fines que han sido “arrasados por un desenfreno megalómano”.
Se espera por parte de las autoridades del vaticano que este documento tenga relevancia en la próxima cumbre mundial sobre cambio climático, la cual sucederá en París en diciembre. Christiana Figueres, la principal funcionaria climática de la ONU, dijo en relación a la próxima cumbre que “este documento debe guiar al mundo hacia un acuerdo climático universal sólido y durable”, para que atendamos a los cambios climáticos de forma urgente.