¿Te han dicho alguna vez que eres un materialista? ¿O eres acaso de quienes no pueden creer cómo algunas personas parece que solo vivieran para tener más y más cosas que al poco tiempo ya no quieren y desechan?
Pues quizás esto sea menos materialista de lo que crees. ¡¿Cómo es posible?!
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El materialismo se asocia con el interés por las cosas superfluas, y con el consumo irracional y desmedido. Pero si realmente fuéramos materialistas le prestaríamos atención precisamente a los materiales, seríamos especialistas en cada uno de ellos, y como hacemos con cualquier cosa que adoramos, los trataríamos con respeto.
Si fuéramos realmente materialistas cuando tuviéramos en nuestras manos un objeto nos fijaríamos cómo es que se hizo, dónde, de qué manera y con qué. Pensaríamos cómo es que el material con el que está hecho se transformó para formar ese objeto, si se obtuvo cortando un árbol, perforando el suelo, matando a un animal; o, por el contrario, por ejemplo, se recicló otro material para darle vida a éste, etc, etc.
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Seríamos más conscientes que detrás de cada cosa que nos rodea hay una o varias personas que las hicieron (a veces incluso en países diferentes) que invirtieron en ellas su energía. Entonces veríamos a las cosas menos como cosas sin vida, y más como el fruto de el trabajo de alguien en ciertas condiciones, que incluso muchas veces no son las que deberían ser.
Conociendo sobre los materiales, además, no tiraríamos cualquier cosa a la basura, ya que seríamos expertos en explicar cuánto tarda cada cosa en ser degradada por el ambiente.
Si fuéramos, en este sentido, realmente materialistas, consumiríamos con más conciencia, sabiendo qué y a quién apoyar con nuestras compras, y teniendo más respeto por lo que elegimos para que el impulso no nos lleve a acumular, o desechar grandes cantidades de esas cosas con las que no solo tiramos materiales, sino también la energía de alguien como nosotros que las fabricó.
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¿Te animas a ser este tipo de materialista?