Aunque parece un pasado ya muy lejano, no tantos años nos separan de los históricos bombardeos de Hiroshima y Nagasaki producidos en la Segunda Guerra Mundial. Postales de una etapa de horror, estos ataques que hoy vemos como terribles e increíbles fueron reales, generados por el hombre. Y terminaron con la vida de miles de personas en Japón. 

De esa historia tan dolorosa para el mundo entero, no solo quedan imágenes, sino también valiosos testimonios de quienes fueron sus protagonistas y la vida les dio el regalo de poder seguir adelante.

Tsutomu Yamaguchi fue uno de ellos y cada vez que su historia es contada causa asombro: este hombre no solo sobrevivió a un bombardeo nuclear, ¡sino a dos!

En el momento del ataque de Hiroshima, Tsutomu Yamaguchi tenía 29 años y había sido enviado allí por la compañía Mitsubishi, para la que trabajaba como ingeniero. Cuando se produjo el bombardeo, él ya había cumplido allí su estadía y estaba listo para partir hacia su casa y volver a ver a su esposa y su hijo recién nacido.

Así contaba él el momento en que observó un avión sobrevolar: “Lo vi en el cielo, lanzó dos paracaídas. Los observé descender y de repente fue un gran flash en el cielo y luego salté por los aires. Cuando abrí los ojos, todo estaba oscuro. Pensé que había muerto, pero la oscuridad se abrió y me di cuenta de que estaba vivo”.

Su vida se salvó porque estaba a tres kilómetros del sitio en que estalló la bomba, pero de todas maneras sus tímpanos se reventaron y sufrió quemaduras en los brazos.

Pero, al volver a su cuidad natal (Nagasaki) luego de lo sucedido, vivió nuevamente lo mismo. Otra explosión; otra bomba. “Creí que el hongo atómico me había seguido hasta aquí”, señaló. 

La distancia, otra vez, fue la que permitió que sobreviviera, pero las heridas y secuelas de los bombardeos tardaron mucho tiempo en sanar. 

Aunque parezca imposible de creer, quienes sobrevivieron a estos ataques (a los que se llama “Hibakusha” que quiere decir “persona bombardeada”) no solo tuvieron que superar los daños físicos y mentales, sino también el temor del resto de la población que los creía posibles transmisores o fuentes de contagio de la radiactividad.

En el caso de Tsutomu, necesitó tanto tiempo para recuperarse de lo vivido que recién cuando cumplió 80 años decidió contar su historia, publicando su autobiografía.

Con 93 años, Tsutomu Yamaguchi falleció debido a un cáncer estomacal en Nagasaki, la misma ciudad que lo vio nacer y convertirse en un recordatorio viviente de lo que las guerras, enfrentamientos y ambición pueden generar en la vida de miles de personas.

¡Trabajemos por la paz!