Estar en una relación no es ni tan simple ni tan perfecto como nos muestran las publicidades por la calle. Y no solo nos referimos a las relaciones de pareja, sino también a todas las demás: padre/madre e hijo/a; entre amigos; entre hermanos; etc.
Quizás alguna vez te haya pasado que si bien disfrutas mucho pasar tiempo con alguien, hay como si fuera un límite, una barrera que una vez atravesada ya empiezas a sentirte invadido, asfixiado, y molesto.
¿Cuál es el punto medio? ¿Cómo encontrar ese equilibrio para disfrutar estar con el otro sin ahogarte en el intento? Schopenhauer puede darte una gran enseñanza.
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En 1851, el filósofo alemán Arthur Schopenhauer escribió el "Dilema del erizo", una parábola que trata sobre la "distancia óptima":
En un día muy frío, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente una gran necesidad de calor. Para satisfacer su necesidad, buscan la proximidad corporal de los otros, pero cuanto más se acercan, más dolor causan las púas del cuerpo del erizo vecino. Sin embargo, debido a que el alejarse va acompañado de la sensación de frío, se ven obligados a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la separación óptima (la más soportable).
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Este dilema fue incluso retomado por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y también puede ayudarte a ti a replantearte en cada relación que construyes: ¿cuál es la distancia óptima? Hay vínculos que funcionan mejor a la distancia, otros que necesitan de la cercanía más íntima para seguir existiendo. No hay una receta determinada porque cada relación es particular y construye sus propias normas.
¿Te ha pasado a ti de encontrar o no esa "distancia óptima"?