Un dichouniversal y atemporal es “las cosas ya no son como antes”. Esa nostalgia alpasado, ese síndrome de la edad de oro, fue dicho por nuestros tatarabuelos anuestros bisabuelos que se lo dijeron a nuestros abuelos y así hasta que hoynos dicen que los valores se perdieron y que ya no hay respeto. Sin duda laañoranza es todo un tema para analizar a profundidad, pero por ahora nosenfocaremos en el amor, en las relaciones y en la imposibilidad de mantenerlascomo se hacía en el pasado.
Para el sociólogoy filósofo polaco Zygmunt Bauman (1925 -2017), la cultura occidental estaba enuna etapa líquida. Según él, las relaciones humanas, sociales e institucionalesson más frágiles que nunca; vivimos en una época de relaciones superficialesdebido a que desde que entramos en la posmodernidad y los paradigmas serompieron, cada quien vive bajo su propia verdad.
Así, lo que suponía liberarnos de una tiranía, nos convirtió en personas que se desconectaron de la realidad y se fragmentaron. Esto llegó a complicarse con la llegada de Internet y el mundo digital. Si ya estábamos generando excusas para evitar a la gente, nos adentramos en un mundo digital en el que puedes aislarte completamente del mundo real e incluso ser otra persona en línea.
¿Cuántas personas no son comunicativas, confiadas y relajadas si hablas con ellas por chat, pero en persona se ponen nerviosas y ansiosas al grado de parecer un completo opuesto?
“En una vida de continua emergencia, las relaciones virtuales superan fácilmente lo real. Aunque es ante todo el mundo offline el que impulsa a los jóvenes a estar constantemente en movimiento, tales presiones serían inútiles sin la capacidad electrónica de multiplicar los encuentros interpersonales, lo que les confiere un carácter fugaz, desechable y superficial. Las relaciones virtuales están provistas de las teclas suprimir y spam que protegen de las pesadas consecuencias (sobre todo, la pérdida de tiempo) de la interacción en profundidad”. - Zygmunt Bauman
El amor líquido es esa incapacidad para tener una relación seria y comprometida. Vivimos con un pie dentro y otro fuera de la relación. El miedo a enamorarnos profundamente se canaliza en conversaciones con otras potenciales parejas, un enclaustramiento a que nos lastimen y de esa forma nunca expresar realmente los sentimientos.
Queremos menos responsabilidad pero más libertad e individualismo. Esa ecuación resulta en hedonismo y narcisismo, por eso con el tiempo podemos desentendernos de las relaciones sentimentales o usarlas como un juguete desechable, pero también está la posibilidad de, a pesar de pasar de relación en relación buscando sólo el placer, terminemos encontrándonos con una profunda soledad.
“Vivir juntos – por ejemplo— adquiere el atractivo del que carecen los vínculos de afinidad. Sus intenciones son modestas, no se hacen promesas, y las declaraciones, cuando existen, no son solemnes, ni están acompañadas por música de cuerda ni manos enlazadas. Casi nunca hay una congregación como testigo y tampoco ningún plenipotenciario del cielo para consagrar la unión. Uno pide menos, se conforma con menos y, por lo tanto, hay una hipoteca menor para pagar, y el plazo del pago es menos desalentador”. - Zygmunt Bauman
Bauman recibió críticas por su teoría del amor líquido. Algunos dicen que su mensaje posmoderno carece de seriedad y que sólo recicla teorías que después le da dirigidas a un público en masa, mientras que otros dicen que su teoría debería verse desde un punto de vista más amplio, pues los hombres llevan siglos si no es que milenios viviendo bajo el amor líquido, pero que los cambios recientes han provocado que las mujeres, que “amaban en sólido”, ahora tengan la facilidad de desechar las relaciones con la misma facilidad. ¿Y tú, cómo es que amas?