Haixia Jia Jia y Wenq son dos amigos que no conocen el significado de la palabra "no". Haixia nació ciego de un ojo y quedó completamente sin la capacidad de ver en el 2000. Wenq perdió sus dos brazos en un grave accidente cuando tenia solo tres años. Pero juntos se han convertido en un ejemplo de voluntad y superación. Con mucho amor a la naturaleza, han llevado a cabo un hermoso y ambicioso proyecto.


Hace más de 10 años que juntos están plantando árboles en los alrededores de Yeli, un pueblo en una yerma región al noreste de China, para reforestarlo y, al mismo tiempo, tener una fuente de trabajo que les permita sustentarse.

Debido a sus capacidades diferentes, a estos amigos se les hacía muy difícil conseguir un empleo, por eso decidieron comenzar a plantar árboles. Aunque la paga era poca, y el trabajo se volvía difícil para cualquiera, siguieron adelante motivados por la idea de reforestar la zona y ayudar al planeta.


Como no tenían suficiente dinero para conseguir árboles jóvenes, recogían ellos mismos los esquejes que luego plantaban. Para eso, Haixa trepaba a los árboles guiado por Wenq, y a veces también apoyándose en sus hombros.

Ellos siguen llevando adelante todos los días esta tarea que emprendieron hace diez años.  Se levantan muy temprano cada día y parten hacia el bosque, equipados con una barra de hierro y un martillo.


Wenq es el que se encarga de conducir a su amigo hacia el lugar de trabajo. Deben atravesar un arroyo, que en ocasiones se desborda, por eso su misión de reforestar es útil también para proteger al pueblo de Yeli de las inundaciones.

El proceso de plantar cada árbol les toma tiempo, ya que tuvieron que adaptarlo a sus capacidades. Luego de encargarse de recoger los gajos, Haixia, guiado por su compañero, cava un hueco en el suelo y planta el nuevo brote.


Después, Wenq las riega con un balde de agua que aprendió a manejar con los pies. Es un trabajo arduo y lento, pero llevan una década repitiéndolo cada día y por eso ya llevan plantados alrededor de 10 mil árboles nuevos.

Gracias a que su historia se hizo conocida en China, ambos comenzaron a recibir ayuda de personas que se conmovieron con su ejemplo de vida. A partir de eso, ahora pueden acceder a una pensión para que no les falte atención médica, hogar y comida. Pero a ellos les gusta su trabajo y planean continuar plantando diariamente.


Ambos son un hermoso ejemplo de superación, y demuestran que con amor y voluntad todo es posible.

Cuando la prensa china les preguntó cómo salieron adelante y superaron las adversidades, ellos respondieron que lo hicieron juntos:  “Yo soy sus manos y él es mis ojos“, cuenta Haixia.