En las plataformas digitales, surgen historias fascinantes que exploran los límites de la conexión entre humanos y animales. Recientemente, se ha vuelto viral la historia de Ayla Kirstine, una joven noruega cuyos videos sorprendentes muestran cómo camina, trota y galopa con la gracia de un caballo.
En sus redes sociales, Ayla comparte breves grabaciones que revelan su habilidad única para mantener la coordinación y la compostura mientras se desplaza en cuatro patas. Con asombrosa naturalidad, realiza trotes y saltos al estilo de un caballo de competición, desplegando una destreza que parece carecer de esfuerzo.
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En una entrevista con el portal Insider, Ayla reveló que su relación especial con los animales nació en su infancia, cuando una curiosa fascinación por los perros la impulsó a querer emularlos. "Cuando tenía 4 años, amaba a los perros y quería ser uno", confesó. A medida que creció, su interés se transformó en una pasión por los caballos, y ella perfeccionó sus habilidades a través de la observación y la práctica.
Con dedicación y paciencia, Ayla aprendió a dominar los movimientos característicos de los caballos, logrando una sincronía sorprendente sin poner en riesgo sus articulaciones. "No estoy segura si esto afectará mis articulaciones, pero hasta ahora, no siento dolor en ninguna parte de mi cuerpo", afirmó.
Ayla compartió sus videos en Instagram y TikTok, donde atrajeron una audiencia entusiasta. Sin embargo, fue en Twitter donde se volvió viral después de que un usuario alemán compartiera uno de sus clips, convirtiéndola en un fenómeno en Alemania. Su habilidad para imitar la elegancia y la destreza de los caballos dejó a muchos impresionados, describiéndola como una "imitadora perfecta".
Aunque recibió elogios y admiración, también enfrentó críticas y burlas en línea, lo que afectó su sensibilidad y le generó ansiedad. Como resultado, Ayla decidió eliminar sus redes sociales y videos de YouTube. Aunque haya tomado esta medida, sus sorprendentes grabaciones todavía circulan en internet, recordándonos que la relación entre humanos y animales puede manifestarse de maneras inesperadas y asombrosas.
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Fuente: La Nación