La cultura hanormalizado los celos hasta el punto en que a veces se ve como algo bueno en lasrelaciones: “así se nota que le importo” dicen algunas personas, mientras queotras van por el viejo “lo hace porque me quiere”. Nos convertimos en objetos yen propiedad de alguien al aceptar relacionarnos en pareja. ¿Existe algo más tóxicoque eso?  

 Gracias a larevolución sexual de los años sesenta, con el paso del tiempo muchas personashan optado por vivir distintos estilos de vida tratándose de relacionesamorosas y sexuales. Hay parejas abiertas, relaciones que desde el principio se plantean sabiendo que no son para siempre, y con todo tipo de reglas propias.

También hay personas que se comprometen a unarelación monógama, pero marcan una línea que no se puede cruzar, la de loscelos.  Personas que pueden sentirlos, pero que tomaron la decisión de que en su pareja la libertad para conocer a otros, pasar tiempo con amigos, viajar y hacer actividades fuera de la pareja es completa.


Estas personas dejan fuera cualquier posibilidad de celos y es que en lugar de verlo como algo romántico que fortalece los lazos entre dos personas, lo ven como un límite para el crecimiento de cada uno.

Para ellos, los celos son solo un pequeño monstruo que crece con el tiempo y se alimenta de la decepción, las expectativas y la duda. Esas tres cosas convierten a una relación sana en un deplorable retrato de lo que alguna vez fue, pues gracias a los celos esas relaciones que muchos ven como perfectas terminan odiándose.  

En las relaciones sin celos se pierde el control sobre la pareja, que es la base de muchas relaciones tóxicas. Al saber que no puedes controlar a la persona a tu lado, no queda opción más que hacer las cosas por tu cuenta y dejar que la otra persona haga lo suyo. Sorprendentemente para muchos, es algo que funciona de maravilla.  

El amor es importante para ellos, pero también lo es la independencia. ¿Cuántas personas no entran en una relación para fundirse con su pareja y hacer todo juntos a partir de entonces? Fiestas, reuniones, conciertos, comidas familiares; todo pasa a ser el evento de uno al de los dos.  

Cuando no hay celos en una relación, buscan un poco más de independencia y aunque sin problemas pueden ir a cualquier evento juntos, también disfrutan seguir haciendo cosas por su cuenta. Esto va aunado a la siguiente característica que es la reducción del estrés. Al ser libres para administrar su tiempo y poder evitar situaciones que son más un compromiso que un genuino interés, viven mucho más relajados.  


Incluso eliminar los celos cambia el pensamiento de las personas, pues aunque estén separadas no piensan en si las están engañando, simplemente saben que pueden estar haciendo cualquier otra cosa porque no dependen de uno para lograrlas.   “La visibilidad es una trampa” dijo Michael Foucault. Creemos que saber todo de nuestra pareja nos permite conocerla mejor y amarla más, pero en verdad terminamos sofocándola. Tal vez es momento de replantear las cosas y cambiar nuestra perspectiva.