En todo el planeta hay personas que sueñan con un mundo más justo y que intentan encontrar formas más sustentables de habitar la Tierra para que las próximas generaciones puedan seguir disfrutando de ella.

Sin embargo, pareciera que en Holanda han coincidido muchos de ellos, y se han puesto de acuerdo para conseguir algunos objetivos que en otras partes del mundo aun parecen sueños futuristas.

Cerrar prisiones por falta de presos, conseguir familias para todos los perros abandonados y poner fecha para la eliminación de los automóviles con combustible son algunas de las razones por las que podemos considerar que los Países Bajos, o simplemente Holanda, nombre más popular de este país, es un ejemplo de cómo podría ser el futuro si trabajamos duro para conseguirlo. 

1. Es el primer país sin perros abandonados

Holanda se convirtió este año en el primer país sin perros abandonados, pero lo más importante es que lo hizo sin sacrificarlos ni llevarlos a la perrera. 

Para lograrlo, siguieron un plan de cuatro ejes: concientización; leyes y multas; campañas de castración masiva, y altos impuestos a la compra de animales de raza. Lee cómo lo logró.

2. Tiene autopistas solares para bicicletas

Muchos de los grandes logros de Holanda tienen que ver con su gran compromiso con la movilidad sustentable. Uno de los proyectos destacados es la ciclovía solar, una carretera que puede captar y almacenar energía solar para hacer funcionar sus propias luces e incluso para alimentar las viviendas cercanas.

El proyecto, llamado SolaRoad, surgió como resultado del trabajo conjunto del gobierno, el sector privado y las universidades. La ciclovía se encuentra ubicada en Krommenia, al noroeste de Ámsterdam.

La primera instalación no tiene más de 100 metros, pero representa un enorme avance para las carreteras solares, que aun están en las primeras etapas de su desarrollo. La idea es que la energía solar producida por la carretera sea utilizada para alimentar el alumbrado público, los sistemas de tránsito, los automóviles eléctricos y las viviendas. Se estima que el 20% de las carreteras holandesas podrían convertirse en solares.

3. Tiene estaciones eléctricas cada 50 kilómetros

Ya lo dijimos: la movilidad sustentable es el punto fuerte de Holanda. Con estaciones eléctricas cada 50 metros, podemos decir que es el país más amigable para quienes deciden cambiar el combustible por la electricidad para alimentar sus medios de transporte.

Otros países se le acercan, como Japón, que ya tiene más puntos de carga eléctricos que gasolineras; pero Holanda lo ha hecho primero.

4. Ya tiene un pueblo sin automóviles

En Holanda se encuentra un pueblo que ha sido catalogado como el más seguro del mundo. ¿Cuál es el motivo? En los suburbios de Houten no circulan automóviles.

A comienzos de la década de 1980, este pueblo vio cambiar su modo de vida cuando los coches comenzaron a volverse masivos en las ciudades más cercanas. El suburbio, de 5000 habitantes, tomó la decisión de no construir ninguna carretera.

Solo cuentan con ciclovías y paseos peatonales; todo en la ciudad está cerca, y es la región urbanizada con menos accidentes viales del planeta.

5. Prohibirá los automóviles con combustible

Sin darse por satisfecha con todo lo anterior, Holanda se ha propuesto también eliminar por completo los combustibles fósiles para alimentar los automóviles antes de 2025.

La medida, que prohibirá vender automóviles que utilicen combustible desde ese año, es parte de un plan de sustentabilidad  que implica un traspaso progresivo, pero a paso firme, hacia las energías renovables.

6. Cierra sus cárceles por falta de presos

En los Países Bajos se llevan décadas haciendo un profundo trabajo de educación y reformas legales con el objetivo de reducir la delincuencia. 

En 2009, las autoridades comenzaron a percatarse de que el trabajo estaba dando sus frutos: había tan pocos presos, que las cárceles sobraban. Desde ese momento, ya se han cerrado 19 penitenciarías por falta de presos. 

Holanda tiene un promedio de 163 presos cada 100.000 habitantes; la mitad que en países como Brasil, donde el promedio es de 299.