Aprendemos a mentir de chicos, para tratar de evitar las consecuencias negativas de nuestros actos. De adultos, vamos sofisticando este método, porque consideramos que los beneficios de la mentira superan sus riesgos.
Aunque creas que eres una persona muy honesta, estamos seguros de que tú también mientes, y más de lo que te das cuenta.
¿Cuántas veces le has dicho a una amiga que el vestido que tiene puesto le queda genial, sólo para no herir sus sentimientos? ¿Cuántas veces has dicho que te sentías mal para evitar una salida que no te apetecía? ¿Cuántas veces has dicho que habías hecho algo que en realidad no habías empezado?
En todos los casos anteriores, se trata de las famosas “mentiras piadosas”. Que no ocasionan ningún daño real, y por eso no nos hacen sentir mal.
Los datos recogidos por diferentes estudios demuestran que:
- En una conversación de tan solo 10 minutos, es posible que aparezcan hasta 3 mentiras
- Los hombres mienten con más frecuencia que las mujeres
- Los extrovertidos son más mentirosos que los introvertidos
- Cuanto más creativa es una persona, más miente
- El medio favorito para mentir es el teléfono, y el menos elegido es el email (porque preocupa que quede constancia escrita de la mentira)
En este contexto, descubrir todas y cada una de las mentiras puede ser muy difícil. Sin embargo, hay muchos indicios que, al ponerlos juntos, te podrán indicar si la persona con la que estás hablando está mintiendo.
1. Se rasca la boca o la nariz
Cuando un niño dice una grosería, instintivamente se tapa la boca con las manos, como diciendo “eso no salió de ahí”. Lo mismo sucede con las mentiras.
A medida que crecemos, ese instinto se reduce y evoluciona, pero no desaparece del todo. Por eso, está científicamente comprobado que los “micropicores” de la comisura de los labios o de la punta de la nariz están relacionados con mentir.
Para detectar estos picores, basta con que te imagines un triángulo sobre la boca y nariz de tu interlocutor, y estés siempre atento a si se lleva las manos a él.
Lo mejor de esta técnica es que es bastante efectiva por una razón sencilla: ¡La comisura de los labios rara vez sufre alergias!
2. Tiene la sien perlada
Cuando una persona se siente amenazada, empieza a sudar. Eso se nota principalmente en la frente: puede que momentos atrás la tuviera seca, y ahora se ve perlada por el sudor. Esta reacción es provocada por la amígdala cuando se presiente que hay un peligro inminente.
Lógicamente, dependerá de la circunstancia. En una situación de por sí tensa (un interrogatorio policial, por ejemplo), puede que el nerviosismo se deba a la propia circunstancia.
Pero también hay muchas posibilidades de que sea producto de que la persona se pone tensa por tener que inventar una mentira.
3. Se encoge mucho de hombros
El gesto de encogerse de hombros demuestra inseguridad. Es una manera inconsciente de intentar protegerse contra lo que puede venir.
El Dr. Paul Ekman, pionero en la investigación sobre lenguaje corporal y detección de mentiras, descubrió que este gesto es muy común entre algunas personas cuando están diciendo algo que no es verdad.
4. Baja la voz
Cuando una persona dice una mentira, su tono de voz baja drásticamente, hasta en un 50%. Incluso puede pasar varias veces en una misma conversación: de hablar normal pasa a bajar la voz, y luego vuelve a hablar normal.
Este es un claro signo de mentira. Si quieres poner en evidencia a alguien que consideras que está mintiendo, presta atención a qué detalles estaba haciendo alusión cuando bajó la voz.
Luego, apunta tus preguntas justamente a esos detalles. Notarás cómo la otra persona se pone nerviosa y empieza a errar en su historia.
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5. Cambio en el comportamiento
En realidad, como vimos, son muchas las las muestras de que una persona está mintiendo, y no en todos los casos se dan de forma taxativa. Sin embargo, hay un indicador que nunca falla: el cambio de comportamiento.
Puede ser que tu pareja sea muy honesta, y sin embargo tenga cierto “hábito de mentiroso”, como tocarse la boca y la nariz. Entonces, posiblemente no estará mintiendo si te dice que ayer salió con sus amigos y hace ese gesto.
Sin embargo, si nunca lo hace y de pronto con una pregunta incómoda comienza a tocarse la boca y la nariz, es más posible que esté mintiendo.
Con alguien que recién conoces, puedes ver cómo habla cuando haces una pregunta por la que no tendría motivos de mentir (como el nombre o de dónde es) y luego fijarte si cambia la manera de hablar cuando le preguntas por otros temas. Es así, incluso, como funcionan los detectores de mentiras: comparando la actividad cerebral de una respuesta que se sabe verdadera, con la que está en duda.
Extra: confía en tu instinto
La mente humana es maravillosa, y mientras que en un plano consciente somos capaces de detectar pocas cosas, nuestro inconsciente está trabajando incansablemente.
Por eso, no te debe extrañar que a veces, mientras escuchas a alguien, aparezca el pensamiento “esto es mentira”. Y aunque buscas y buscas, no encuentras ninguno de los signos antes mencionados.
Seguramente, en un segundo plano, tu mente está descubriendo un montón de pequeños detalles que a ti se te pasan por alto. Hasta la tensión de los músculos de la persona que habla, o, por qué no, si se ha alterado su ritmo cardíaco.
Cuando eso suceda, no dejes de confiar en tu instinto, porque es muy probable que tu mente sepa mejor que tú lo que está pasando.